EL NEOBATLLISMO (1946-58)
El nombre Neobatllismo alude al sector del Partido Colorado que liderado por Luis Batlle Berres intentó profundizar el reformismo iniciado
a comienzos del siglo por José Batlle y Ordoñez y buscó el progreso
económico mediante el desarrollo industrial y la intervención estatal.
En un sentido amplio se usa el nombre “período o época neobatllista”
para referirse a aquellos años en que ese sector político predomina y,
desde el gobierno, intenta poner en práctica sus ideas (desde 1947 a 1958)
EL MARCO INTERNACIONAL: LA POSTGUERRA.-
El
año 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de un
mundo de postguerra dividido en torno a las dos potencias que surgían :
EEUU y la URSS. Uruguay estaba en la órbita económica y diplomática de
EEUU, como el resto de América La- tina, y la vinculación con aquella
potencia se estrechó aún más con la decadencia de Europa Occidental y
especialmente de Inglaterra que había sido su principal inversionista y
cliente comercial.
Las
conferencias, acuerdos y organismos panamericanos, donde se establecían
vínculos entre los paises americanos, pero también se consolidaba la
hegemonía norteamericana, se fueron sucediendo. En 1945 se firmó el Acta de Chapultepec
que establecía el uso de sanciones para aquellos paises que atacaran a
estados americanos y daba carácter permanente a algunos organismos
creados durante la Segunda Guerra. En 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Colectiva que establecía la ayuda militar recíproca en caso de agresión exterior. En 1948 la Conferencia de Bogota creó la Organización de Estados Americanos
que durante muchos años funcionó como simple aval de las directivas
norteamericanas para “sus hermanos del sur”. Todas estas medidas servían
a la política norteamericana que trataba de solidificar su bloque
frente al bloque opuesto ( formado por la URSS y los países de Europa
Oriental) a medida que se intensificaba la Guerra Fría (conflicto de
Berlín, guerra de Corea, etc).
Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial Uruguay contaba con una importante reserva en oro y divisas.
Los países europeos en guerra y EEUU habían aumentado
las compras de productos uruguayos y su situación bélica no les permitía
abastecer a nuestro país de sus productos industrializados, por lo
tanto Uruguay aumento sus exportaciones y disminuyó sus importaciones.
En muchos casos estas se debieron sustituir por producción nacional
aumentando la industrialización y la demanda de mano de obra.
1950: Batlle Berres recibe a los uruguayos campeones del mundo |
La
situación económica favorable se reflejó en la creencia colectiva de la
excepcionalidad del Uruguay resumida en la entusiasta frase “como el
Uruguay no hay” que se vio confirmada en el éxito deportivo de Maracaná
en 1950. La confianza y el optimismo alejaban a los uruguayos de
cualquier aproximación con los paises emergentes del Tercer Mundo cuyo
llamado de unión para formar un movimiento de paises no alineados no
tuvo eco en nuestro país. Esa bonanza económica (reforzada con la guerra
de Corea) permitió una convivencia social integrada, sin graves
conflictos sociales ni políticos y sin que las clases dominante
necesitaran recurrir a gobiernos autoritarios o a golpes de estado,
dando pie a la afirmación de que Uruguay era “la Suiza de América”.
PRESIDENCIA DE LUIS BATLLE.-
Las elecciones de 1946 y la breve presidencia de Berreta.-
Las elecciones de 1946 dieron el triunfo al Partido Colorado y dentro
de él al batllismo a través de la fórmula presidencial Tomás
Berreta-Luis Batlle Berres. Los resultados electorales mostraban el neto
predominio del batllismo dentro del P.Colorado (181.715 votos frente
a83.534 del blancoacevedismo y 40. 875 del baldomirismo).
Dentro
del P. Nacional el sector liderado por Luis Alberto de Herrera había
logrado un considerable aumento electoral (208.120 votos) mientras que
los “blancos independientes”, opuestos a Herrera, seguían votando fuera
del lema ( casi 63 mil votos). Se produjo un considerable aumento de los
partidos de izquierda, sobretodo del Partido Comunista (32.680
sufragios) pero igual la presencia electoral de la izquierda era
reducida frente a los partidos tradicionales ( el 7% de los votantes).
De
origen campesino y muy popular entre los chacareros de Canelones, el
presidente Berreta tenía una amplia trayectoria en filas del batllismo.
El eje de su programa de gobierno se concentraba en desarrollar el
sector agropecuario. Uno de los temas que encaró al asumir el gobierno
fue el cobro de la deuda que tenía Inglaterra por compra masiva de lanas
y carnes (17 millones de libras esterlinas) enviando una misión para
lograr el cobro. También intentó limitar la acción sindical proponiendo
la reglamentación de los sindicatos y declarar ilegales las huelgas de
funcionarios públicos respondiendo el movimiento obrero con un paro
general el 30 de junio de 1947. Pero Berreta no tuvo tiempo de concretar
sus proyectos porque falleció el 2 de agosto de 1947. Al día siguiente
asumió la presidencia el hasta entonces vicepresidente Luis Batlle
Berres.
Las ideas de Luis Batlle.-
Había nacido en Montevideo en 1897 y habiendo quedado huérfano a los 11
años pasó a vivir con su tío José Batlle y Ordoñez junto a los hijos de
éste César, Rafael y Lorenzo. Cursó estudios de Derecho y Medicina y
también de Aviación Militar pero no culminó ninguno de ellos para
dedicarse de lleno a la política y al periodismo político. Fue diputado a
los 25 años y debió exiliarse cuando el golpe de Terra en 1933. En 1936
regresó al país y compró CX 10 Radio Ariel. Había sido
periodista del diario de su tío, “El Día”, y tempranamente valoró la
importancia de los medios de prensa para tomar contacto con amplios
sectores de la población. En 1948 fundó du propio diario, “Acción”, desde donde va a difundir sus ideas.
Sus
ideas reformistas y populistas lo fueron distanciando de sus primos,
los hijos de José Batlle y Ordoñez y dueños de “El Día”, y ante la
hostilidad de éstos formó su propio sector dentro del batllismo que usó
el número de lista 15. Se rodeó de nuevas figuras, jóvenes , con
posturas progresistas y una actividad política impetuosa, como, por
ejemplo, Manuel Flores Mora, Luis Hierro Gambardella y Zelmar Michelini.
En 1946 sus primos impidieron que fuera candidato a intendente de
Montevideo considerando que dicho cargo le daría popularidad y le
serviría para lanzarse luego a la presidencia. Aceptaron que se
postulara como vicepresidente porque dicho cargo era secundario y sin
contacto popular. Pero la muerte inesperada del presidente Berreta lo
puso al frente del país.
Las ideas de Luis Batlle partían del batllismo original, el de “don Pepe”, con algunas adaptaciones al mundo de postguerra:
a)
El reconocimiento de que se vivía una época de cambios profundos que no
podían frenarse y que era necesario aceptar, moderándolos y
adecuándolos a nuestra realidad. El estado tenía un papel importante
para introducir esos cambios e incluso adelantarse a los acontecimientos
previendo que si los cambios no se hacían a tiempo podían desencadenar
su imposición por la fuerza.
b)
La búsqueda de justicia social, mejores condiciones de vida para los
trabajadores, pero dentro del orden, respetando la ley y la propiedad
privada, la libertad de prensa y los derechos individuales. El estado
debía garantizar la igualdad de oportunidades a través de la educación
pública y de fácil acceso para todos. La propuesta consistía en
amortiguar la lucha de clases a través de la redistribución de los
ingresos pero sin oponerse a la existencia de clases sociales.
c)
En el plano económico puso el acento en el desarrollo de la industria
considerando que además de producir riqueza generaba fuentes de trabajo.
La industrialización debía ser promovida y defendida por el estado a
través de la protección aduanera, tipos de cambio favorables, menos
impuestos, etc.
d)
Como en el batllismo inicial el estado debía intervenir jugando un
papel de árbitro entre los intereses enfrentados (por ejemplo entre
trabajadores y empresarios o entre los distintos sectores productivos).
El estado actuaba como tutor dirigiendo la economía pero sin sustituir
ni oponerse al capital privado. El estado debía encargarse de aquellas
actividades que se consideraban servicios públicos o que requerían un
nivel de inversión que no podían hacer las empresas privadas.
El proyecto neobatllista se pone en marcha (1947-1951).-
En el discurso de asunción de la presidencia Luis Batlle cuales serían
los objetivos que intentaría cumplir en materia económica: 1) proteger y
fomentar las industrias; 2) estimular algunas actividades como la
lechería, la agricultura y la ganadería intensivas; 3) promover la
subdivisión de la tierra. Algunas de estas propuestas , sobretodo la
última, provocaba el rechaza de los sectores ganaderos más
conservadores.
Luis
Batlle trató de lograr alianzas con otros sectores políticos dentro y
fuera del Partido Colorado. Se entrevistó con el principal dirigente
blanco, Luis Alberto de Herrera, llegando a una “coincidencia patriótica”:
el herrerismo apoyó algunas de las medidas del presidente y a cambio
éste designó a varias figuras herreristas para cargos jerárquicos. Estas
designaciones a cambio del apoyo, que la población llamaba “el reparto”,
significó un aumento considerable de los puestos en la administración
pública y el consiguiente aumento de los gastos ( por ejemplo el
Instituto de Jubilaciones se dividió en las Cajas de Industria y
Comercio, Civil y Rural lo que implicó la creación de 15 cargos de
directores). Pero pronto el herrerismo pasó a hacer oposición al
gobierno reflejando las posturas de los sectores rurales .
Una
de las primeras obras de gobierno fue la nacionalización de los
ferrocarriles, los tranvías y las aguas corrientes que estaban en manos
de empresas inglesas. En realidad la nacionalización fue la forma de
cobrar la deuda que Inglaterra tenía con Uruguay y practicamente fue
impuesta como solución por los ingleses en lugar de pagar con las libras
que debió recibir nuestros país por las ventas de carne y lana. Las
autoridades inglesas reconocieron que para ellos fue un negocio esta
forma de pago (la deuda era de 17 millones de libras y el monto fijado
de las empresas “compradas” era de 12 millones) y desde el herrerismo se
dijo que el gobierno había comprado “un montón de fierros viejos”
debido al estado de deterioro de los ferrocarriles. Con las empresas
nacionalizadas se crearon nuevas empresas estatales: con los tranvías se
creó la Administración Municipal de Transportes (AMDET, 1947), con los ferrocarriles se formó la Administración de ferrocarriles del Estado (AFE, 1952) y con las aguas corrientes se instalaron las Obras Sanitarias del Estado
(OSE, 1950). De esta manera se amplió la esfera de acción del estado en
la economía y se aumentó el número de funcionarios públicos,
multiplicándose las oportunidades de ofrecer empleos públicos a cambio
de votos.
La
subdivisión de la tierra como forma de terminar con el latifundio y
mejorar la producción agropecuaria fue encarada con la creación del Instituto Nacional de Colonización
(1948). Este tenía como cometido comprar latifundios improductivos,
dividirlos y repartirlos entre colonos a quienes se apoyaría con la
difusión de mejoras técnicas. La Asociación Rural y la Federación Rural
se opusieron y acusaron al gobierno de querer implantar “una reforma
agraria de tipo comunista”. La oposición de estos sectores y la propia
timidez del gobierno al no impulsar una reforma más concreta impidieron
que el Instituto de Colonización cumpliera la función para la que había
sido creado.
Con respeto a la industria el neobatllismo aplicó el dirigismo estatal,
o sea el estado la benefició a través de diversos instrumentos como el
contralor de comercio exterior, el control de cambios o los creditos del
Banco República. En primer lugar el gobierno de Luis Batlle mantuvo el
Contralor de Exportaciones e Importaciones creado en 1941 y que
establecía los destinos de las exportaciones, la procedencia de las
importaciones y el valor de los dólares que se recibían de los
exportadores (por los productos uruguayos vendidos en el extranjeros) y
el valor de los dólares que se entregaban a los importadores (para
comprar productos en el exterior). Por ejemplo,
en 1947 se fijó en 1,52 pesos lo que recibirían los exportadores (de
carne, lana, etc) por cada dólar que ellos recibían del exterior y que
debían entregar al Contralor de Exportaciones; y a los importadores
uruguayos se les cobraba 1,90 pesos por cada dólar que se les entregaba
para pagar mercadería importada. La diferencia de 38 centécimos por
dólar quedaba en manos del estado para dar créditos a los industriales, o
cobrarles menos impuestos, o cobrarles menos los dólares que precisaban
para importar combustible o maquinaria. Se producía una transferencia de ingresos desde un sector (los exportadores agropecuarios, o sea los estancieros) hacia otro sector (los industriales).
La
cantidad de pesos que los importadores debían pagar por cada dólar que
el estado les entregaba para importar un producto extranjero subía o
bajaba de acuerdo a la opinión que el Contralor de Importaciones tenía
de la necesidad o no de importar ese artículo. Por ejemplo si era
combustible o maquinaria o materia prima para las fábricas eran menos
pesos, pero si eran artículos suntuarios o que se podían hacer ene el
país debían pagar menos. En l947 un decreto clasificó las importaciones
en tres categorías fijando distintos valores a los dólares entregados o
sea tipos de cambio múltiples. Dos años después la clasificación
en tres tipos también se aplicó a las exportaciones. En los años 50 el
sistema se hizo más complejo y los valores y permisos se otorgaban
empresa por empresa llegando a pesar el favoritismo político y el
amiguismo.
También
se protegió a la industria nacional mediante el sistema arancelario
(impuestos de aduana) poniendo impuestos altos a los productos
extranjeros que podían competir con los fabricados en Uruguay o bajando
los impuestos a aquellas importaciones necesarias para las industrias
como maquinaria y combustibles. Otras medidas fueron el no cobro de
impuestos a las industrias nuevas o a la ampliación o modernización de
fábricas y los préstamo del Banco República con bajos intereses a largo
plazo.
Estas
medidas y la situación internacional (los países europeos,
tradicionales abastecedores de productos industrializados, estaban en
plena reconstrucción después de la guerra) favorecieron el crecimiento
industrial. Pero este crecimiento fue desparejo. Se destacaron las
industrias dinámicas en contraposición con las tradicionales. Entre las
primeras se encuentran: productos eléctricos, química, derivados del
petróleo, etc; entre las segundas: alimentos, bebidas, cueros, etc. La
mayor parte de la producción se dedicaba al consumo interno con la
excepción de los tops (lana lavada y peinada) que se exportaba.
El desarrollo industrial también benefició a otros sectores económicos
como ciertos cultivos vinculados a la industria (remolacha, caña de
azúcar, cebada cervecera, maní, tabaco, girasol, arroz).
Los
sectores rurales vinculados a la producción de carne y lana se
opusieron a esta política de protección industrial considerando que se
alentaba la creación de “industrias ficticias” que se sostenían
solamente por el respaldo del estado y a costa de la transferencia de
ingresos desde la ganadería. Afirmaban que el “destino natural” del
Uruguay era la ganadería y que el batllismo seguía gobernando de
espaldas al campo.
Las medidas económicas fueron acompañadas por medidas de carácter social. Se creó el Consejo Nacional de Subsistencias (1947)
para controlar los precios de los artículos de primera necesidad y se
subsidiaron los alimentos básicos como la carne, el pan y la leche(el
estado daba una compensación a los productores y fijaba el precio de la
venta al público). Desde 1943 venían funcionando los Consejos de Salario
donde obreros y patrones discutían los salarios que se pagarían y el
estado participaba a través de un delegado. Durante el periodo de
presidencia de Luis Batlle los delegados del estado acompañaban la
posición de los obreros lográndose mejoras en el salario real. Además el
estado absorbió mano de obra a través del empleo público no existiendo
desocupación a pesar que el campo seguía expulsando trabajadores. Se
creó el Consejo de Asignaciones Familiares extendiendo los
beneficios que recibían que recibían las familias de los trabajadores
(prestaciones a los hijos de los trabajadores, asistencia hospitalaria
en el parto, salario por maternidad, etc. Estas medidas complementaban
otras tomadas en el período de gobierno anterior (indemnización por
despido a todos los trabajadores, derecho a vacaciones pagas,
compensación por desocupación y bolsas de trabajo para los obreros de
frigoríficos y barracas de lana y cuero, estatuto del peón rural) que
hicieron de los años 40 una década de triunfos para los reclamos de los
gremios obreros. En muchos casos las leyes que beneficiaban a los
trabajadores se obtenían después de prolongados y violentos conflictos
como el de los trabajadores de las barracas de lana que debieron
enfrentarse con rompehuelgas armados y el intento de crear “sindicatos
amarillos”.
En
1948 se separó la Caja de Jubilaciones en tres organismos: Civil,
Industria y Comercio, Rural y Servicio Doméstico. El sistema se
burocratizó por la designación de muchos funcionarios que además no
ingresaban por capacidad sino por afinidad partidaria. Se dieron
jubilaciones a temprana edad (hombres con 55 años de edad y 35 de
trabajo, despedidos con 10 años de trabajo, mujeres con hijos pequeños)
aumentando considerablemente el número de pasivos disminuyendo la
capacidad financiera de las cajas. El clientelismo politico, el uso de
las “recomendaciones” de los dirigentes políticos corrompió el sistema
jubilatorio: personas con derecho a jubilarse veían demorados sus
trámites y debían recurrir a algún “político para mover el expediente”,
mientras que otros sin causal jubilatoria obtenían una rápida jubilación
presentando una “tarjeta de recomendación”.
Luis Alberto de Herrera, el lider del P. Nacional |
Los
resultados no fueron positivos para la izquierda, sobretodo para el
Partido Comunista que perdió el 40% de los votos de la elección de l946.
Sumados los votos de socialistas y comunistas apenas superaban el 4%
del electorado. La Unión Cívica se mantenía también en ese porcentaje.
De esta elección se pueden destacar:
a)
el papel cada vez más importante que tenía la radio como medio de
comunicación para tomar contacto con los votantes. El mensaje de los
candidatos se dirigió a más gente adaptandose a las técnicas
publicitarias: repetir sloganes incansablemente para penetrar la mente
de los votantes.
b)
cambió el papel del club político que de “escuela de civismo”, centro
de formación donde se enseñaba a valorar la democracia y los derechos
del ciudadano, se transformó en el lugar donde se iba a obtener el
empleo público, la tarjeta de recomendación para hacer alguna gestión en
oficinas públicas o apresurar el trámite de una jubilación. Se
desvirtuó así su papel y contribuyeron a rebajar la moralidad pública
tanto del que daba como del que pedía el favor.
Luego
de asumir la presidencia Martinez Trueba (1marzo de 1951) comenzaron
las conversaciones de los dirigentes políticos para reformar la
constitución, introduciendo un Poder Ejecutivo colegiado. Esta
era una vieja aspiración del batllismo y ahora fue relanzada por la
lista 14 con apoyo de dirigentes de la 15 y contó también con respaldo
del hererismo. El respaldo de los herreristas, impensable en el pasado,
se debió seguramente a dos razones: 1) previendo la candidatura y el
triunfo de Luis Batlle para las próximas elecciones se diluía su
importancia en un ejecutivo colectivo; 2) el colegiado permitiría a los
blancos, aunque fuera en minoría participar del gobierno y repartir más
cargos (hacia casi un siglo que el Partido Nacional no ganaba una
elección). La reforma se puso a votación en diciembre de 1951 siendo
escasa la participación popular: sólo el 37% de los ciudadanos
habilitados concurrieron. Cambiar la constitución no era el principal
problema que debían atender los uruguayos como lo manifestó el propio
Luis Batlle.
LOS COLEGIADOS COLORADOS Y EL FIN DEL NEOBATLLISMO.-
La
principal novedad de la constitución de 1952 era que en el Poder
Ejecutivo, en lugar de un presidente, había un Consejo Nacional de
Gobierno compuesto por 9 miembros: 6 por el partido más votado y 3 por
el que le seguía en votos . También las Intendencias se integraban en
forma colegiada.
El colegiado conservador (1952-54).-
El primer Consejo Nacional de Gobierno no fue elegido por la ciudadanía
sino por la Asamblea General. Le correspondieron 6 integrantes al P.
Colorado (4 para la 15, 2 para la 14) y 3 al P. Nacional. El nuevo
gobierno debió enfrentar las dificultades económicas y sociales que
vinieron después de la guerra de Corea y que anunciaban los problemas
mayores que vendrían en la segunda mitad de los años 50. Cayeron los
precios de los productos exportados por Uruguay y comenzó a disminuir el
salario real. Diversos gremios comenzaron a realizar reclamos y
huelgas. El Consejo de Gobierno recurrió a tomar medidas prontas de
seguridad que estaban previstas en la constitución para casos de grave
conmoción interna. De esta forma declaró ilegales algunas huelgas,
clausuró locales sindicales, detuvo dirigentes obreros. Los sindicatos
se movilizaron no sólo por reclamos salariales al disminuir su poder
adquisitivo sino en defensa de sus derechos sindicales como la huelga de
funcionarios públicos.
Luis Batlle desde el diario “Acción” habilmente fue marcando aquellos
puntos en los que discrepaba con el gobierno (aunque integrantes de su
lista 15 eran parte de él). Así mantuvo su popularidad intacta para las
elecciones de 1954 en las que triunfó nuevamente el P. Colorado
distanciandose claramente la lista 15 del resto de las listas coloradas.
En el P. Nacional bajaron los sufragios herreristas que casi fueron
igualados por los de Fernández Crespo.
El colegiado de la 15 (1954-58).- El
triunfo de Luis Batlle demostró el peso de su figura y el apoyo popular
a su propuesta de retornar al diálogo con el movimiento sindical y a
mantener el “estado benefactor” a pesar del clientelismo político y las
denuncias de corrupción. “Luisito”, como se le llamaba popularmente,
intentó retomar el camino andado durante su presidencia. Se dio nuevo
impulso a las industrias en especial las que usaban materia prima
nacional como la lana y se buscó abrir mercados para las exportaciones.
El propio Luis Batlle viajó a EEUU para reclamar la apertura de aquel
país a los textiles uruguayos.
Benito Nardone, "Chico-Tazo" |
Los
sectores sociales desconformes reaccionaron en defensa de sus
intereses. Los estancieros que siempre se habían opuesto a las medidas
de Luis Batlle y en especial al contralor de las exportaciones y los
tipos de cambio múltiples, retenían la venta de lana presionando al
gobierno para que este les pagara más pesos por los dólares que ellos
recibían de las exportaciones o vendían el ganado a Brasil de
contrabando para obtener más ganancia y dejaban sin carne a los
frigoríficos y a la población. Fue en el campo donde se formó el
movimiento más crítico hacia la política económica del neobatllismo al
formarse la Liga Federal de Acción Ruralista dirigida por Benito
Nardone. Este, a través de una audición en CX4 Radio Rural y con el
nombre de “Chico-Tazo” realizó una campaña de desprestigio no sólo del
gobierno, sino del estado benefactor, del estatismo batllista y del
sistema político en general. El prestigio creciente de Nardone en la
campaña lo hizo imprescindible para los sectores más conservadores
opuestos a las reformas neobatllistas a las que consideraba
“socializantes” (llamaban a los quincistas “comunistas chapa 15").
Por
su parte los industriales, grandes beneficiados de la política de Luis
Batlle, al ver reducidas sus ganancias, ya no aceptaron facilmente las
leyes que beneficiaban a los trabajadores. Estos a su vez , al ver
disminuir su salario real, aumentaron las movilizaciones y huelgas que,
en el año 1958, coincidieron con las protestas estudiantiles que
reclamaban la autonomía universitaria.
1958: el naufragio del neo-batllismo.-
Hacia 1958 las dificultades llegaron al máximo: las reservas de oro
habian disminuido enormemente; las exportaciones bajaban en cantidad y
precio; aumentaba el déficit de la balanza comercial; la inflación era
incontrolable.
A
esto hay que sumarle la escasez de carne, producto básico de la
alimentación de los montevideanos, y de otros productos que tenían
precio fijado y que se ocultaban para vender clandestinamente a un
precio mayor al autorizado.
La
impopularidad del gobierno crecía en medio de las críticas. Muchas de
las críticas se originaban en la corrupción, el reparto de cargos, el
clientelismo y privilegios abusivos de los políticos (por ejemplo la ley
que permitió a los legisladores importar autos sin pagar impuestos) que
no eran responsabilidad exclusiva de los seis consejeros de la lista
15, pero se identificaba a esta con el gobierno y a este con los males
que se padecían. Al acercarse las elecciones el gobierno trató de
recuperar popularidad y se promovieron algunas leyes que satisfacían los
reclamos sindicales (asignación familiar al desocupado, seguro de
enfermedad a los obreros de la construcción, etc) y estudiantiles (Ley
Orgánica de la Universidad que le concedió una amplia autonomía). Pero
era demasiado tarde.
Las elecciones de noviembre de 1958 dieron el triunfo al P. Nacional apoyado por los ruralistas de Nardone que había hecho un acuerdo con Herrera.
A
pesar de la derrota el quincismo siguió siendo el grupo mayoritario
dentro del P. Colorado y Luis Batlle su figura más importante hasta su
fallecimiento en 1964.