martes, 13 de agosto de 2013

Neobatllismo

EL NEOBATLLISMO (1946-58)


    El nombre Neobatllismo alude al sector del Partido Colorado que liderado por Luis Batlle Berres intentó profundizar el reformismo  iniciado a comienzos del siglo por José Batlle y Ordoñez y buscó el progreso económico mediante el desarrollo industrial y la intervención estatal. En un sentido amplio se usa el nombre “período o época neobatllista” para referirse a aquellos años en que ese sector político predomina y, desde el gobierno,  intenta poner en práctica sus ideas (desde 1947 a 1958)
   
    EL MARCO INTERNACIONAL: LA POSTGUERRA.-
    El año 1945 marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de un mundo de postguerra dividido en torno a las dos potencias que surgían : EEUU y la URSS. Uruguay estaba en la órbita económica y diplomática de EEUU, como el resto de América La-  tina, y la vinculación con  aquella potencia se estrechó aún más con la decadencia de Europa Occidental y especialmente de Inglaterra que había sido su principal inversionista y cliente comercial.
    Las conferencias, acuerdos y organismos panamericanos, donde se establecían vínculos entre los paises americanos, pero también se consolidaba la hegemonía norteamericana, se fueron sucediendo. En 1945 se firmó el Acta de Chapultepec que establecía el uso de sanciones para aquellos paises que atacaran a estados americanos y daba carácter permanente a algunos organismos creados durante la Segunda Guerra. En 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Colectiva que establecía la ayuda militar recíproca en caso de agresión exterior. En 1948 la Conferencia de Bogota creó la Organización de Estados Americanos que durante muchos años funcionó como simple aval de las directivas norteamericanas para “sus hermanos del sur”. Todas estas medidas servían a la política norteamericana que trataba de solidificar su bloque frente al bloque opuesto ( formado por la URSS y los países de Europa Oriental) a medida que se intensificaba la Guerra Fría (conflicto de Berlín, guerra de Corea, etc).

    La vinculación de los países latinoamericanos con EEUU no sólo era política o militar. Las inversiones norteamericanas , ya importantes en América Central y el Caribe, se fueron extendiendo hacia Sudamérica desplazando a los ingleses. Las inversiones de EEUU presentaban características distintas a las que habían realizado Inglaterra; mientras ésta había volcado el grueso de sus inversiones en servicios públicos (ferrocarriles, aguas corrientes, tranvías), los norteamericanos instalaban industrias livianas cuyo abastecimiento en maquinaria, repuestos y combustibles se hacía desde el poderoso país del norte reforzando la dependencia.
    Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial Uruguay contaba con una importante reserva en oro y divisas.
1950: Batlle Berres recibe a
los uruguayos campeones del mundo
 Los países europeos en guerra y EEUU habían aumentado las compras de productos uruguayos y su situación bélica no les permitía abastecer a nuestro país de sus productos industrializados, por lo tanto Uruguay aumento sus exportaciones y disminuyó sus importaciones. En muchos casos estas se debieron sustituir por producción nacional aumentando la industrialización y la demanda de mano de obra.
    La situación económica favorable se reflejó en la creencia colectiva de la excepcionalidad del Uruguay resumida en la entusiasta frase “como el Uruguay no hay” que se vio confirmada en el éxito deportivo de Maracaná en 1950. La confianza y el optimismo alejaban a los uruguayos de cualquier aproximación con los paises emergentes del Tercer Mundo cuyo llamado de unión para formar un movimiento de paises no alineados no tuvo eco en nuestro país. Esa bonanza económica (reforzada con la guerra de Corea) permitió una convivencia social integrada, sin graves conflictos sociales ni políticos y sin que las clases dominante necesitaran recurrir a gobiernos autoritarios o a golpes de estado, dando pie a la afirmación de que Uruguay era “la Suiza de América”.

    PRESIDENCIA DE LUIS BATLLE.-
    Las elecciones de 1946 y la breve presidencia de Berreta.- Las elecciones de 1946 dieron el triunfo al Partido Colorado y dentro de él al batllismo a través de la fórmula presidencial Tomás Berreta-Luis Batlle Berres. Los resultados electorales mostraban el neto predominio del batllismo dentro del P.Colorado (181.715 votos frente a83.534 del blancoacevedismo y 40. 875 del baldomirismo).
Dentro del P. Nacional el sector liderado por Luis Alberto de Herrera había logrado un considerable aumento electoral (208.120 votos) mientras que los “blancos independientes”, opuestos a Herrera, seguían votando fuera del lema ( casi 63 mil votos). Se produjo un considerable aumento de los partidos de izquierda, sobretodo del Partido Comunista (32.680 sufragios) pero igual la presencia electoral de la izquierda era reducida frente a los partidos tradicionales ( el 7% de los votantes).
    De origen campesino y muy popular entre los chacareros de Canelones, el presidente Berreta tenía una amplia trayectoria en filas del batllismo. El eje de su programa de gobierno se concentraba en desarrollar el sector agropecuario. Uno de los temas que encaró al asumir el gobierno fue el cobro de la deuda que tenía Inglaterra por compra masiva de lanas y carnes (17 millones de libras esterlinas) enviando una misión para lograr el cobro. También intentó limitar la acción sindical proponiendo la reglamentación de los sindicatos y declarar ilegales las huelgas de funcionarios públicos respondiendo el movimiento obrero con un paro general el 30 de junio de 1947. Pero Berreta no tuvo tiempo de concretar sus proyectos porque falleció el 2 de agosto de 1947. Al día siguiente asumió la presidencia el hasta entonces vicepresidente Luis Batlle Berres.
Luis Batlle Berres
  
  Las ideas de Luis Batlle.- Había nacido en Montevideo en 1897 y habiendo quedado huérfano a los 11 años pasó a vivir con su tío José Batlle y Ordoñez junto a los hijos de éste César, Rafael y Lorenzo. Cursó estudios de Derecho y Medicina y también de Aviación Militar pero no culminó ninguno de ellos para dedicarse de lleno a la política y al periodismo político. Fue diputado a los 25 años y debió exiliarse cuando el golpe de Terra en 1933. En 1936 regresó al país y compró CX 10 Radio Ariel. Había sido periodista del diario de su tío, “El Día”, y tempranamente valoró la importancia de los medios de prensa para tomar contacto con amplios sectores de la población. En 1948 fundó du propio diario, “Acción”, desde donde va a difundir sus ideas.
    Sus ideas reformistas y populistas lo fueron distanciando de sus primos, los hijos de José Batlle y Ordoñez y dueños de “El Día”, y ante la hostilidad de éstos formó su propio sector dentro del batllismo que usó el número de lista 15. Se rodeó de nuevas figuras, jóvenes , con posturas progresistas y una actividad política impetuosa, como, por ejemplo, Manuel Flores Mora, Luis Hierro Gambardella y Zelmar Michelini. En 1946 sus primos impidieron que fuera candidato a intendente de Montevideo considerando que dicho cargo le daría popularidad y le serviría para lanzarse luego a la presidencia. Aceptaron que se postulara como vicepresidente porque dicho cargo era secundario y sin contacto popular. Pero la muerte inesperada del presidente Berreta lo puso al frente del país.
    Las ideas de Luis Batlle partían del batllismo original, el de “don Pepe”, con algunas adaptaciones al mundo de postguerra:
    a) El reconocimiento de que se vivía una época de cambios profundos que no podían frenarse y que era necesario aceptar, moderándolos y adecuándolos a nuestra realidad. El estado tenía un papel importante para introducir esos cambios e incluso adelantarse a los acontecimientos previendo que si los cambios no se hacían a tiempo podían desencadenar su imposición por la fuerza.
    b) La búsqueda de justicia social, mejores condiciones de vida para los trabajadores, pero dentro del orden, respetando la ley y la propiedad privada, la libertad de prensa y los derechos individuales. El estado debía garantizar la igualdad de oportunidades a través de la educación pública y de fácil acceso para todos. La propuesta consistía en amortiguar la lucha de clases a través de la redistribución de los ingresos pero sin oponerse a la existencia de clases sociales.
   c) En el plano económico puso el acento en el desarrollo de la industria considerando que además de producir riqueza generaba fuentes de trabajo. La industrialización debía ser promovida y defendida por el estado a través de la protección aduanera, tipos de cambio favorables, menos impuestos, etc.
   d) Como en el batllismo inicial el estado debía intervenir jugando un papel de árbitro entre los intereses enfrentados (por ejemplo entre trabajadores y empresarios o entre los distintos sectores productivos). El estado actuaba como tutor dirigiendo la economía pero sin sustituir ni oponerse al capital privado. El estado debía encargarse de aquellas actividades que se consideraban servicios públicos o que requerían un nivel de inversión que no podían hacer las empresas privadas.
   
    El proyecto neobatllista se pone en marcha (1947-1951).- En el discurso de asunción de la presidencia Luis Batlle cuales serían los objetivos que intentaría cumplir en materia económica: 1) proteger y fomentar las industrias; 2) estimular algunas actividades como la lechería, la agricultura y la ganadería intensivas; 3) promover la subdivisión de la tierra. Algunas de estas propuestas , sobretodo la última, provocaba el rechaza de los sectores ganaderos más conservadores.
    Luis Batlle trató de lograr alianzas con otros sectores políticos dentro y fuera del Partido Colorado. Se entrevistó con el principal dirigente blanco, Luis Alberto de Herrera, llegando a una “coincidencia patriótica”: el herrerismo apoyó algunas de las medidas del presidente y a cambio éste designó a varias figuras herreristas para cargos jerárquicos. Estas designaciones a cambio del apoyo, que la población llamaba “el reparto”, significó un aumento considerable de los puestos en la administración pública y el consiguiente aumento de los gastos ( por ejemplo el Instituto de Jubilaciones se dividió en las Cajas de Industria y Comercio, Civil y Rural lo que implicó la creación de 15 cargos de directores). Pero pronto el herrerismo pasó a hacer oposición al gobierno reflejando las posturas de los sectores rurales .
    Una de las primeras obras de gobierno fue la nacionalización de los ferrocarriles, los tranvías y las aguas corrientes que estaban en manos de empresas inglesas. En realidad la nacionalización fue la forma de cobrar la deuda que Inglaterra tenía con Uruguay y practicamente fue impuesta como solución por los ingleses en lugar de pagar con las libras que debió recibir nuestros país por las ventas de carne y lana. Las autoridades inglesas reconocieron que para ellos fue un negocio esta forma de pago (la deuda era de 17 millones de libras y el monto fijado de las empresas “compradas” era de 12 millones) y desde el herrerismo se dijo que el gobierno había comprado “un montón de fierros viejos” debido al estado de deterioro de los ferrocarriles. Con las empresas nacionalizadas se crearon nuevas empresas estatales: con los tranvías se creó la Administración Municipal de Transportes (AMDET, 1947), con los ferrocarriles se formó la Administración de ferrocarriles del Estado (AFE, 1952) y con las aguas corrientes se instalaron las Obras Sanitarias del Estado (OSE, 1950). De esta manera se amplió la esfera de acción del estado en la economía y se aumentó el número de funcionarios públicos, multiplicándose las oportunidades de ofrecer empleos públicos a cambio de votos.
    La subdivisión de la tierra como forma de terminar con el latifundio y mejorar la producción agropecuaria fue encarada con la creación del Instituto Nacional de Colonización (1948). Este tenía como cometido comprar latifundios improductivos, dividirlos y repartirlos entre colonos a quienes se apoyaría con la difusión de mejoras técnicas. La Asociación Rural y la Federación Rural se opusieron y acusaron al gobierno de querer implantar “una reforma agraria de tipo comunista”. La oposición de estos sectores y la propia timidez del gobierno al no impulsar una reforma más concreta impidieron que el Instituto de Colonización cumpliera la función para la que había sido creado.
   Con respeto a la industria el neobatllismo aplicó el dirigismo estatal, o sea el estado la benefició a través de diversos instrumentos como el contralor de comercio exterior, el control de cambios o los creditos del Banco República. En primer lugar el gobierno de Luis Batlle mantuvo el Contralor de Exportaciones e Importaciones creado en 1941 y que establecía los destinos de las exportaciones, la procedencia de las importaciones y el valor de los dólares que se recibían de los exportadores (por los productos uruguayos vendidos en el extranjeros) y el valor de los dólares que se entregaban a los importadores (para comprar productos en el exterior). Por   ejemplo, en 1947 se fijó en 1,52 pesos lo que recibirían los exportadores (de carne, lana, etc) por cada dólar que ellos recibían del exterior y que debían entregar al Contralor de Exportaciones; y a los importadores uruguayos se les cobraba 1,90 pesos por cada dólar que se les entregaba para pagar mercadería importada. La diferencia de 38 centécimos por dólar quedaba en manos del estado para dar créditos a los industriales, o cobrarles menos impuestos, o cobrarles menos los dólares que precisaban para importar combustible o maquinaria. Se producía una transferencia de ingresos desde un sector (los exportadores agropecuarios, o sea los estancieros) hacia otro sector (los industriales).
    La cantidad de pesos que los importadores debían pagar por cada dólar que el estado les entregaba para importar un producto extranjero subía o bajaba de acuerdo a la opinión que el Contralor de Importaciones tenía de la necesidad o no de importar ese artículo. Por ejemplo si era combustible o maquinaria o materia prima para las fábricas eran menos pesos, pero si eran artículos suntuarios o que se podían hacer ene el país debían pagar menos. En l947 un decreto clasificó las importaciones en tres categorías fijando distintos valores a los dólares entregados o sea tipos de cambio múltiples. Dos años después la clasificación en tres tipos también se aplicó a las exportaciones. En los años 50 el sistema se hizo más complejo y los valores y permisos se otorgaban empresa por empresa llegando a pesar el favoritismo político y el amiguismo.
    También se protegió a la industria nacional mediante el sistema arancelario (impuestos de aduana) poniendo impuestos altos a los productos extranjeros que podían competir con los fabricados en Uruguay o bajando los impuestos a aquellas importaciones necesarias para las industrias como maquinaria y combustibles. Otras medidas fueron el no cobro de impuestos a las industrias nuevas o a la ampliación o modernización de fábricas y los préstamo del Banco República con bajos intereses a largo plazo.
    Estas medidas y la situación internacional (los países europeos, tradicionales abastecedores de productos industrializados, estaban en plena reconstrucción después de la guerra) favorecieron el crecimiento industrial. Pero este crecimiento fue desparejo. Se destacaron las industrias dinámicas en contraposición con las tradicionales. Entre las primeras se encuentran: productos eléctricos, química, derivados del petróleo, etc; entre las segundas: alimentos, bebidas, cueros, etc. La mayor parte de la producción se dedicaba al consumo interno con la excepción de los tops (lana lavada y peinada) que se exportaba. El desarrollo industrial también benefició a otros sectores económicos como ciertos cultivos vinculados a la industria (remolacha, caña de azúcar, cebada cervecera, maní, tabaco, girasol, arroz).
    Los sectores rurales vinculados a la producción de carne y lana se opusieron a esta política de protección industrial considerando que se alentaba la creación de “industrias ficticias” que se sostenían solamente por el respaldo del estado y a costa de la transferencia de ingresos desde la ganadería. Afirmaban que el “destino natural” del Uruguay era la ganadería y que el batllismo seguía gobernando de espaldas al campo.
    Las medidas económicas fueron acompañadas por medidas de carácter social. Se creó el Consejo Nacional de Subsistencias (1947) para controlar los precios de los artículos de primera necesidad y se subsidiaron los alimentos básicos como la carne, el pan y la leche(el estado daba una compensación a los productores y fijaba el precio de la venta al público). Desde 1943 venían funcionando los Consejos de Salario donde obreros y patrones discutían los salarios que se pagarían y el estado participaba a través de un delegado. Durante el periodo de presidencia de Luis Batlle los delegados del estado acompañaban la posición de los obreros lográndose mejoras en el salario real. Además el estado absorbió mano de obra a través del empleo público no existiendo desocupación a pesar que el campo seguía expulsando trabajadores. Se creó el Consejo de Asignaciones Familiares extendiendo los beneficios que recibían que recibían las familias de los trabajadores (prestaciones a los hijos de los trabajadores, asistencia hospitalaria en el parto, salario por maternidad, etc. Estas medidas complementaban otras tomadas en el período de gobierno anterior (indemnización por despido a todos los trabajadores, derecho a vacaciones pagas, compensación por desocupación y bolsas de trabajo para los obreros de frigoríficos y barracas de lana y cuero, estatuto del peón rural) que hicieron de los años 40 una década de triunfos para los reclamos de los gremios obreros. En muchos casos las leyes que beneficiaban a los trabajadores se obtenían después de prolongados y violentos conflictos como el de los trabajadores de las barracas de lana que debieron enfrentarse con rompehuelgas armados y el intento de crear “sindicatos amarillos”.
    En 1948 se separó la Caja de Jubilaciones en tres organismos: Civil, Industria y Comercio, Rural y Servicio Doméstico. El sistema se burocratizó por la designación de muchos funcionarios que además no ingresaban por capacidad sino por afinidad partidaria. Se dieron jubilaciones a temprana edad (hombres con 55 años de edad y 35 de trabajo, despedidos con 10 años de trabajo, mujeres con hijos pequeños) aumentando considerablemente el número de pasivos disminuyendo la capacidad financiera de las cajas. El clientelismo politico, el uso de las “recomendaciones” de los dirigentes políticos corrompió el sistema jubilatorio: personas con derecho a jubilarse veían demorados sus trámites y debían recurrir a algún “político para mover el expediente”, mientras que otros sin causal jubilatoria obtenían una rápida jubilación presentando una “tarjeta de recomendación”.

Luis Alberto de Herrera,
el lider del P. Nacional
    Las elecciones de l950 y el triunfo de la 15.- El 26 de noviembre de 1950 se realizaron elecciones. Por el Partido Colorado se presentaron candidatos a presidente por la lista 15 (la lista de Luis Batlle que proponía a Andres Martinez Trueba), por la lista 14 (de los hijos de José Batlle y que se expresaba a través del diario El Día) y por los sectores colorados no batllistas. En el Partido Nacional Herrera seguí siendo el lider aunque se perfiló la figura de Daniel Fernández Crespo con un importante apoyo en Montevideo. Triunfó el Partido Colorado con el 52% de los sufragios (433.450 votantes) y dentro de él, por escaso margen la lista 15 ( la 15 obtuvo el 19% y la 14 el 18%).
    Los resultados no fueron positivos para la izquierda, sobretodo para el Partido Comunista que perdió el 40% de los votos de la elección de l946. Sumados los votos de socialistas y comunistas apenas superaban el 4% del electorado. La Unión Cívica se mantenía también en ese porcentaje.
    De esta elección se pueden destacar:
    a) el papel cada vez más importante que tenía la radio como medio de comunicación para tomar contacto con los votantes. El mensaje de los candidatos se dirigió a más gente adaptandose a las técnicas publicitarias: repetir sloganes incansablemente para penetrar la mente de los votantes.
    b) cambió el papel del club político que de “escuela de civismo”, centro de formación donde se enseñaba a valorar la democracia y los derechos del ciudadano, se transformó en el lugar donde se iba a obtener el empleo público, la tarjeta de recomendación para hacer alguna gestión en oficinas públicas o apresurar el trámite de una jubilación. Se desvirtuó así su papel y contribuyeron a rebajar la moralidad pública tanto del que daba como del que pedía el favor.
    Luego de asumir la presidencia Martinez Trueba (1marzo de 1951) comenzaron las conversaciones de los dirigentes políticos para reformar la constitución, introduciendo un Poder Ejecutivo colegiado. Esta era una vieja aspiración del batllismo y ahora fue relanzada por la lista 14 con apoyo de dirigentes de la 15 y contó también con respaldo del hererismo. El respaldo de los herreristas, impensable en el pasado, se debió seguramente a dos razones: 1) previendo la candidatura y el triunfo de Luis Batlle para las próximas elecciones se diluía su importancia en un ejecutivo colectivo; 2) el colegiado permitiría a los blancos, aunque fuera en minoría participar del gobierno y repartir más cargos (hacia casi un siglo que el Partido Nacional no ganaba una elección). La reforma se puso a votación en diciembre de 1951 siendo escasa la participación popular: sólo el 37% de los ciudadanos habilitados concurrieron. Cambiar la constitución no era el principal problema que debían atender los uruguayos como lo manifestó el propio Luis Batlle.

   LOS COLEGIADOS COLORADOS Y EL FIN DEL NEOBATLLISMO.-
    La principal novedad de la constitución de 1952 era que en el Poder Ejecutivo, en lugar de un presidente, había un Consejo Nacional de Gobierno compuesto por 9 miembros: 6 por el partido más votado y 3 por el que le seguía en votos . También las Intendencias se integraban en forma colegiada.
    El colegiado conservador (1952-54).- El primer Consejo Nacional de Gobierno no fue elegido por la ciudadanía sino por la Asamblea General. Le correspondieron 6 integrantes al P. Colorado (4 para la 15, 2 para la 14) y 3 al P. Nacional. El nuevo gobierno debió enfrentar las dificultades económicas y sociales que vinieron después de la guerra de Corea y que anunciaban los problemas mayores que vendrían en la segunda mitad de los años 50. Cayeron los precios de los productos exportados por Uruguay y comenzó a disminuir el salario real. Diversos gremios comenzaron a realizar reclamos y huelgas. El Consejo de Gobierno recurrió a tomar medidas prontas de seguridad que estaban previstas en la constitución para casos de grave conmoción interna. De esta forma declaró ilegales algunas huelgas, clausuró locales sindicales, detuvo dirigentes obreros. Los sindicatos se movilizaron no sólo por reclamos salariales al disminuir su poder adquisitivo sino en defensa de sus derechos sindicales como la huelga de funcionarios públicos.
    Luis Batlle desde el diario “Acción” habilmente fue marcando  aquellos puntos en los que discrepaba con el gobierno (aunque integrantes de su lista 15 eran parte de él). Así mantuvo su popularidad intacta para las elecciones de 1954 en las que triunfó nuevamente el P. Colorado distanciandose claramente la lista 15 del resto de las listas coloradas. En el P. Nacional bajaron los sufragios herreristas que casi fueron igualados por los de Fernández Crespo.
    El colegiado de la 15 (1954-58).- El triunfo de Luis Batlle demostró el peso de su figura y el apoyo popular a su propuesta de retornar al diálogo con el movimiento sindical y a mantener el “estado benefactor” a pesar del clientelismo político y las denuncias de corrupción. “Luisito”, como se le llamaba popularmente, intentó retomar el camino andado durante su presidencia. Se dio nuevo impulso a las industrias en especial las que usaban materia prima nacional como la lana y se buscó abrir mercados para las exportaciones. El propio Luis Batlle viajó a EEUU para reclamar la apertura de aquel país a los textiles uruguayos.
Benito Nardone, "Chico-Tazo"
    Pero la situación ya no era la misma de años anteriores. Politicamente Luis Batlle no tenía una mayoría parlamentaria por lo tanto se veía obligado a negociar acuerdos con la lista 14. Economicamente Uruguay ya no tenía los ingresos que habían dejado la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea. La situación internacional había cambiado: Europa había culminado su reconstrucción y su producción comenzaba a competir; el Fondo Monetario Internacional comenzaba a ejercer presión sobre América Latina.
    Los sectores sociales desconformes reaccionaron en defensa de sus intereses. Los estancieros que siempre se habían opuesto a las medidas de Luis Batlle y en especial al contralor de las exportaciones y los tipos de cambio múltiples, retenían la venta de lana presionando al gobierno para que este les pagara más pesos por los dólares que ellos recibían de las exportaciones o vendían el ganado a Brasil de contrabando para obtener más ganancia y dejaban sin carne a los frigoríficos y a la población. Fue en el campo donde se formó el movimiento más crítico hacia la política económica del neobatllismo al formarse la Liga Federal de Acción Ruralista dirigida por Benito Nardone. Este, a través de una audición en CX4 Radio Rural y con el nombre de “Chico-Tazo” realizó una campaña de desprestigio no sólo del gobierno, sino del estado benefactor, del estatismo batllista y del sistema político en general. El prestigio creciente de Nardone en la campaña lo hizo imprescindible para los sectores más conservadores opuestos a las reformas neobatllistas a las que consideraba “socializantes” (llamaban a los quincistas “comunistas chapa 15").
    Por su parte los industriales, grandes beneficiados de la política de Luis Batlle, al ver reducidas sus ganancias, ya no aceptaron facilmente las leyes que beneficiaban a los trabajadores. Estos a su vez , al ver disminuir su salario real, aumentaron las movilizaciones y huelgas que, en el año 1958, coincidieron con las protestas estudiantiles que reclamaban la autonomía universitaria.
    1958: el naufragio del neo-batllismo.- Hacia 1958 las dificultades llegaron al máximo: las reservas de oro habian disminuido enormemente; las exportaciones bajaban en cantidad y precio; aumentaba el déficit de la balanza comercial; la inflación era incontrolable.
A esto hay que sumarle la escasez de carne, producto básico de la alimentación de los montevideanos, y de otros productos que tenían precio fijado y que se ocultaban para vender clandestinamente a un precio mayor al autorizado.
    La impopularidad del gobierno crecía en medio de las críticas. Muchas de las críticas se originaban en la corrupción, el reparto de cargos, el clientelismo y privilegios abusivos de los políticos (por ejemplo la ley que permitió a los legisladores importar autos sin pagar impuestos) que no eran responsabilidad exclusiva de los seis consejeros de la lista 15, pero se identificaba a esta con el gobierno y a este con los males que se padecían. Al acercarse las elecciones el gobierno trató de recuperar popularidad y se promovieron algunas leyes que satisfacían los reclamos sindicales (asignación familiar al desocupado, seguro de enfermedad a los obreros de la construcción, etc) y estudiantiles (Ley Orgánica de la Universidad que le concedió una amplia autonomía). Pero era demasiado tarde.
    Las elecciones de noviembre de 1958 dieron el triunfo al P. Nacional apoyado por los  ruralistas de Nardone que había hecho un acuerdo con Herrera.
    A pesar de la derrota el quincismo siguió siendo el grupo mayoritario dentro del P. Colorado y Luis Batlle su figura más importante hasta su fallecimiento en 1964.
   

martes, 6 de agosto de 2013

América Latina 2da Mitad S XX

AMÉRICA LATINA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX




En el transcurso de las décadas del 60 y del 70 se produjeron alternativamente intentos de reformas, profundas crisis económicas, sociales y políticas, revoluciones o intentos de lograrlas y dictaduras. Se acentuó la dependencia económica con el mantenimiento de las situaciones de pobreza. Fue además una época caracterizada por las confrontaciones sociales y políticas agravadas por la presencia de la Revolución Cubana y el reforzamiento de la Guerra Fría en la región.



EL ESTANCAMIENTO ECONÓMICO

Fue consecuencia de varios factores relacionados:

- Baja de los precios internacionales de las materias primas exportadas por A. Latina. Los precios altos que habían alcanzado el cobre, el estaño, la carne, la lana, etc, durante la guerra no se mantuvieron.

- Deterioro en los términos de intercambio: los productos vendidos por A. Latina valían menos, pero los que compraba valían más; como resultado hubo que disponer de más dinero para importar productos. A eso hay que agregarle lo que se pagaba por fletes, ayuda técnica, etc.

- Aumento de la deuda externa. La balanza comercial desfavorable y el déficit de los presupuestos estatales (más gastos que ingresos de dinero) llevaron a buscar la solución a través de la solicitud de préstamos otorgados por otros países, por bancos privados extranjeros o por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional. Los préstamos estuvieron destinados , entre otras cosas a comprar maquinarias para las industrias y pagar la administración pública.

- Resistencia al cambio de las estructuras agrarias. Las reformas populistas de los años 40 y 50 no afectaron al latifundio. La tierra siguió concentrada en pocas manos. La mayor parte de la población latinoamericana vive en el campo, carece de tierras y de medios de vida suficientes como para consumir los productos realizados por las industrias latinoamericanas. Al quedar fuera del consumo estas masas de población, las industrias tuvieron menos ventas de las esperadas, disminuyeron la producción, los empleos y los salarios. Al haber menos poder adquisitivo en la ciudades, hubo una disminución en la demanda de productos agrícolas, cerrándose así un círculo económico negativo.



- Mayor presencia de las multinacionales. Muchas veces los países latinoamericanos presentaron ventajas para la instalación de empresas multinacionales: amplios mercados, recursos naturales, mano de obra, infraestructura relativamente desarrollada, regímenes políticos seguros. Se generalizaron las inversiones de empresas de origen norteamericano en sectores claves como la minería, el petróleo, las agroindustrias y los bancos.

- Descapitalización: salida de capitales hacia el exterior. Las mayor parte de las ganancias obtenidas por las empresas extranjeras que invertían en A. Latina, eran enviadas a los accionistas radicados en el exterior. A esto hay que agregar el pago de los intereses de la deuda y lo que se pagaba por las importaciones. Era mucho más el dinero que salía hacia los países desarrollados que el que estos invertían en Latinoamérica. Entre 1956 y 1960 hubo una salida de más de 6 mil millones de dólares . Esta pérdida de dinero impidió que los países de A. Latina se capitalizaran y tuvieran su propio dinero para invertir, aumentando la dependencia de los préstamos.

- La presencia del FMI significó una limitación a la labor de los gobiernos latinoamericanos. Los préstamos otorgados por el FMI o su aval como garantía para obtener préstamos de bancos extranjeros, se hacían a cambio de firmar “cartas intención” en las que los gobiernos se comprometían a cumplir con determinados requisitos (menor intervención del estado en la economía, restricción de préstamos baratos, devaluaciones, libre valor del dólar, etc). Esto implicó abandonar la política intervencionista y de estado benefactor que se venía realizando; como consecuencia disminuyó la protección a los sectores trabajadores y de pequeñas empresas, aumentando la conflictividad social.



LA SITUACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

Una de las medidas tomadas por los gobiernos e base a las recomendaciones del FMi, fue la eliminación de los cambios múltiples, es decir que ya no podía haber un valor distinto para el dólar según para que se fuera a usar. Durante el período de crecimiento hacia adentro se pagaba a los exportadores un dolar barato para luego venderselo barato a los importadores de maquinaria y combustible o productos necesarios para el consumo popular. Si el dolar se iba a usar para importar productos que se podían hacer en Latinoamérica o que no eran necesarios, salía más caro.

La eliminación de esta diferencia en el valor del dólar y la devaluación de las monedas nacionales, significó un aumento de la ganancia de los exportadores y un encarecimiento de los productos importados.

Las devaluaciones trajeron inflación y por lo tanto aumento de precios, elevándose el costo de vida. La inflación afectó a los sectores que tenían ingresos fijos (asalariados, jubilados) y a los desocupados, aumentando las diferencias sociales.

La restricción a los créditos lesionó a los pequeños productores que, carentes de suficiente capital, no podían hacer frente a las necesidades económicas (aumento del precio de la maquinaria y los combustibles) y no pudieron renovar sus empresas.

Las clase medias urbanas que se habían acostumbrado a un consumo similar al de países desarrollados (vivienda propia, automóvil, electrodomésticos, vestimenta, vacaciones) vieron disminuir su poder de compra.

Esta situación provocó mayor conflictividad: huelgas y manifestaciones.

Los gobiernos nacionales tomaron medidas represivas contra los sindicatos y las organizaciones estudiantiles que se sumaron a las protestas. La represión y la falta de soluciones al estancamiento económico incentivaron la violencia política. Focos revolucionarios se dieron en varios países de América Latina tomando como ejemplo lo sucedido en Cuba.



LA REVOLUCIÓN CUBANA Y SUS CONSECUENCIAS

Cuba, una isla de las Antillas, adquirió importancia estratégica y comercial a partir del siglo XVIII. Su población indígena apenas sobrevivió al primer siglo de colonización española y fue sustituida por mano de obra esclava africana. Se formó así una sociedad multiétnica.

Su economía se basaba en las plantaciones de caña de azúcar. Políticamente fue el último territorio americano en independizarse de España, a fines del siglo XIX. En el corre de ese siglo los movimientos nacionalistas intentaron en varias ocasiones terminar con la colonización pero las revoluciones eran derrotadas. Finalmente, en 1898, EEUU intervino declarandole la guerra a España, lo que permitió a los rebeldes cubanos obtener su “independencia”. A esa altura ya existían importantes inversiones de capitales norteamericanos en las plantaciones azucareras.

El nuevo estado quedó bajo la influencia de EEUU, incluso su propia constitución establecía el derecho de los norteamericanos a intervenir en Cuba en caso de que se vieran afectados sus intereses (enmienda Platt de 1902).En varias ocasiones EEUU intervino militarmente en la isla: 1906, 1912, 1917, 1922 y 1933.

La economía cubana siguió basandose en la producción de azúcar cada vez más dominada por los capitales de EEUU. En 1950 casi el 50% de las tierras dedicadas a la caña de azúcar eran propiedad de empresas norteamericanas. EEUU también controlaba los servicios telefónicos, la electricidad, los ferrocarriles y la producción de níquel, además de controlar buena parte de los casinos y centros de diversión nocturna de La Habana.

La caña de azúcar precisaba mucha mano de obra durante la cosecha pero luego esos trabajadores quedaban desempleados. Las condiciones de vida en el medio rural eran malas y existía una fuerte migración hacia las ciudadades.

Politicamente se sucedieron dictaduras que mantenían la situación económica y social incambiada. En 1933 una huelga general logró la caída del dictador Machado, y la creación de un gobierno democrático. Pero este no contó con el apoyo del EEUU que propició una nueva dictadura a cargo del sargento Fulgencio Batista. Este se mantuvo en el poder desde 1934 a 1959. En ese período se hicieron elecciones pero la oposición era perseguida y existía fraude.

Ante esa situación, en el año 1953, un grupo de jóvenes liderados por abogado Fidel Castro realizó un asalto al Cuartel Moncada, pero fracasó y los rebeldes fueron presos. Cuando volvieron a la libertad, Castro y otros rebeldes, se trasladaron a México donde prepararon una insurrección mayor.

La guerrilla de Sierra Maestra.- El 2 de diciembre de 1956, 80 hombres desembarcaron al sur de la isla. Entre ellos estaban Fidel Castro, su hermano Raúl y el argentino Ernesto “Che” Guevara. Descubiertos y atacados buscaron refugio en la zona montañosa y selvática, internándose los pocos sobrevivientes en la Sierra Maestra.

En la montaña se organizó un ejército revolucionario formado sobretodo por campesinos. Las operaciones guerrilleras se fueron ampliando al resto de la isla. El gobierno de Batista, acusado de incapacidad y corrupción no tenía respaldo popular y muchos vieron con simpatía la rebelión. Varios partidos se sumaron a la lucha contra Batista y se creó un Directorio Revolucionario. En las ciudades se sumaron las protestas, los sabotajes y finalmente, en marzo de 1957 fue asaltado el palacio presidencial. Batista, que ya no contaba ni con el respaldo de EEUU, huyó.

El 1 de enero de 1959 el ejército guerrillero entró a La Habana.



El enfrentamiento con EEUU.- Los primeros días después del triunfo de la revolución fueron de euforia en Cuba, aunque nadie tenía en claro que se proponían los triunfadores. Varios eran los que habían participado en la caída de Batista, pero el poder visible estaba en el ejército revolucionario formado en Sierra Maestra, cuyos líderes hablaban de hacer un gobierno nacionalista y antiimperialista.

Se creó un gobierno de coalición del que participaban varias fuerzas políticas; Fidel castro fue designado comandante del nuevo ejército. Los primeros pasos del nuevo gobierno fueron de carácter reformista. Pero luego las medidas fueron más profundas y la alianza se rompió. La reforma agraria, las nacionalizaciones de empresas extranjeras, el juicio a los criminales de guerra, la reducción del valor de los alquileres, el cierre de los casinos, alejó del gobierno a los sectores moderados, pertenecientes a la clase alta y vinculados a EEUU.

Las medidas del gobierno tampoco gustaron a EEUU que veía a Cuba como parte de su “zona de infleuncia”. Ante la nacionalización de empresas azucareras que estaban en manos de norteamericanos, el gobierno de EEUU decidió no comprar azúcar a Cuba. El gobierno cubano adquirió petróleo a la URSS; las refinerías que había en Cuba eran norteamericanas y se negaron a refinar el petróleo de origen soviético. Cuba reaccionó nacionalizando las refinerías.

Inicialmente ni Castro ni los otros dirigentes guerrilleros eran comunistas. Pero el enfrentamiento cada vez mayor con EEUU, los llevó a buscar el apoyo de la URSS, que se transformó en el nuevo mercado del azúcar cubano y el abastecedor de maquinaria, petróleo y, cuando las relaciones con EEUU fueron más tensas, de armamento.

En 1961, con la autorización del presidente John Kennedy, los servicios secretos norteamericanos prepararon una invasión a Cuba. Supuestamente se trataba de cubanos descontentos con el gobierno que se rebelaban. La invasión se organizó en Guatemala (donde EEUU había realizado una operación similar unos años atrás y había tenido éxito) y el lugar de la invasión fue Playa Girón (Bahía Cochinos). Pero la defensa realizada por el nuevo ejército cubano y la falta de apoyo a los invasores, hizo fracasar el plan.

Poco después Fidel Castro anunciaba la orientación socialista de su gobierno. Los sectores políticos que apoyaban la revolución formaron el Partido Comunista de Cuba que quedó como partido único.

Los primeros años de la revolución.-

En el plano económico se puso en marcha una reforma agraria que eliminó los latifundios. Se expropiaron las posesiones de más de 400 hectáreas y se repartieron entre pequeños propietarios y cooperativas.

Se estatizaron las grandes empresas industriales (por ejemplo las tabacaleras), los grandes almacenes, los bancos y las compañías eléctricas y telefónicas.

En la educación fue sin duda donde se observaron más logros. En Cuba, antes de la revolución, el 23% de la población no sabía leer ni escribir y de los niños en edad de ir a la escuela sólo la mitad lo hacía. El gobierno de Castro se propuso erradicar el analfabetismo. El año 1961 se declaró “Año de la educación”, se organizaron brigadas de jóvenes estudiantes y fueron enviadas por toda la isla para alfabetizar a la población. Unos 270 mil jóvenes participaron como brigadistas y al finalizar el año habían logrado alfabetizar a casi todos los analfabetos.

Desde el punto de vista político, luego del acercamiento a la URSS, Cuba se organizó siguiendo el modelo soviético: partido único, elecciones indirectas, imposibilidad de oposición o críticas fuera del partido. El Partido Comunista les dio a los revolucionarios la organización de la que carecían en un primer momento. El apoyo popular fue canalizado a través d e los Comités de Defensa de la Revolución, creados a nivel barrial

De Sierra Maestra a Los Andes.- En muchos países de América Latina los sectores políticos desconformes con la situación económica y social, vieron en la revolución cubana un modelo a seguir. En algunos casos porque no existía un sistema electoral que les garantizase la posibilidad de llegar al gobierno por esa vía; en otros por que se buscó un camino rápido para tener el poder y comenzar con las reformas, los sectores radicales se plantearon recurrir a la lucha armada.

Se trataba de sectores políticos nacionalistas, antiimperialistas y de tendencias populistas, algunos de origen socialista, aunque en general los partidos comunistas de América Latina se mantuvieron al margen y tuvieron una visión crítica de los movimientos guerrilleros.

Siguiendo al pie de la letra el análisis teórico realizado por Ernesto Che Guevara y el francés Regis Debray, se plantearon crear “focos” rebeldes en zonas de difícil acceso para las fuerzas militares (selvas, montañas) y allí formar una “zona liberada” donde los rebeldes establecerían su propio gobierno. Esas zonas, contando con el apoyo campesino, se irían extendiendo hasta tomar todo el país y lograr la derrota del gobierno. Para eso era necesario entrenarse y armarse.

La guerrilla tuvo como principales protagonistas a jóvenes, muchos de ellos intelectuales, de clase media, que tomaban como punto de referencia héroes históricos (Bolívar, Artigas, etc) y a los más recientes revolucionarios: Fidel Castro, el “Che” Guevara, el líder revolucionario chino Mao Zedong, el líder revolucionario de Vietnam Ho Chi Minh. Sus propuestas políticas eran simples y atractivas: reforma agraria, justicia social, antiimperialismo.

El gobierno cubano, con quien habían roto relaciones casi todos los países de América Latina (obedeciendo las presiones de EEUU), apoyó a las guerrillas. Primero fue un respaldo moral y luego el apoyo material entrenando guerrilleros. En La Habana se creó la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) con la finalidad de reunir a todos los movimientos guerrilleros y antiimperialistas del continente. En 1967 la OLAS se planteó como objetivo transformar a la cordillera de Los Andes en la Sierra Maestra de América del Sur. O como dijo Guevara “crear dos, tres, muchos Vietnam”, haciendo referencia a la lucha que aquel país sostenía contra EEUU. En Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y Argentina, se crearon guerrillas rurales. En otros países como Brasil y Uruguay apareció otra versión del “foco”: la guerrilla urbana.

En Bolivia la guerrilla contó con la participación del propio Ernesto Che Guevara quien consideraba que la situación geográfica y social de aquel país lo hacían el más apto para comenzar un movimiento que después se extendería al resto de los países. Pero la falta de apoyo de los campesinos y el poco respaldo político, aislaron a la guerrilla que fue derrotada tras la muerte del “Che” Guevara (8 de octubre de 1967).

En Perú la inestabilidad política se unió a movimientos populares campesinos surgidos en la zona de la sierra. Estudiantes y universitarios se establecieron en la zona y dirigieron la guerrilla, ocupando latifundios. Pero la acción del ejército y los escuadrones de la muerte (organizaciones creadas por los latifundistas para asesinar a los campesinos rebeldes) pusieron fin a la guerrilla.

En Colombia se vivieron años de mucha violencia política por la guerra entre conservadores y liberales, hasta que los dos bandos llegaron a un acuerdo para sucederse ne el gobierno, así que la lucha armada no era novedad para los colombianos. Las situaciones que se vivían entre los campesinos eran similares a la de otros países de Latinoamérica. En la amplia zona selvática que posee Colombia se formaron varios grupos guerrilleros, siendo los más importantes el Ejército de Liberación Nacional, dirigido por el sacerdote Camilo Torres, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta ha llegado a dominar un parte considerable del territorio colombiano y es en la actualidad el movimiento guerrillero más antiguo de América Latina.



En Uruguay la crisis económica golpeó duramente a los sectores más bajos y a la clase media. La década del 60 se inició con una creciente ola de reclamos y violencia. Se perdió la convivencia pacífica rompiéndose la negociación que había caracterizado a la política de este país. La principal organización armada fue el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros), integrada mayoritariamente por miembros de la clase media, estudiantes, profesionales universitarios. Uno de los fundadores de la guerrilla tupamara, Raul Sendic, inició su acción en el norte del país, entre los trabajadores de los cultivos de caña de azúcar, “los peludos”, organizando varias marchas sobre Montevideo. Entre 1969 y 1972 el MLN desarrolló un enfrentamiento violento con la policía y el ejército. En 1972 el presidente Juan María Bordaberry declaró el estado de guerra interno y la ofensiva del ejército terminó con el movimiento guerrillero.



LA POLITICA DE EEUU PARA AMERICA LATINA

Luego de la Segunda Guerra Mundial llegó la decadencia de Europa. En América Latina Inglaterra perdió su influencia y fue sustituida por EEUU, que pasó a ser el proveedor de préstamos y el principal mercado para las exportaciones latinoamericanas.

Para canalizar y legitimar la influencia norteamericana en la región, se crearon una serie de organismos, que “ataban” a los paises latinoamericanos a las decisiones tomadas en Washington. En 1947 se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que establecía un acuerdo de defensa militar entre los países firmantes. En 1948 se firmó la Carta de Bogotá por la cual se creaba la Organización de Estados Americanos (OEA) con el objetivo de solucionar los conflictos regionales y estimular la cooperación entre los países americanos. En ambos organismos era innegable la supremacía de EEUU sobre los otros países de la región y eran parte de las alianzas surgidas con la Guerra Fría.

EEUU estaba interesado que la situación política de los países americanos no tuviera muchos cambios para evitar una modificación en la relación de fuerzas con la URSS. Además había zonas donde existía un interés estratégico desde hacía mucho tiempo: el mar Caribe y Centroamérica. Ambas zonas estaban cercanas a EEUU y, en el caso de Centroamérica, allí se encontraba el Canal de Panamá que permitía la comunicación marítima de las dos costas norteamericanas. Además estaba el interés económico: América Latina suministraba materias primas y alimentos y recibía productos e inversiones de capital de EEUU.

Antes de la Segunda Guerra Mundial las intervenciones militares norteamericanas habían sido frecuentes en la región del Caribe y América Central; eran los años de la “política del garrote” iniciada por el presidente Thedoro Roosevelt a comienzos del siglo XX. A partir de 1933 las intervenciones militares fueron dejadas de lado por el presidente Franklin Roosevelt que inició la política de “buena vecindad”. EEUU recurrió a la diplomacia y las presiones económicas para mantener y aumentar su influencia.

Pero la Guerra Fría trajo nuevamente las intervenciones militares, aunque algunas fueran disimuladas. En 1954 en Guatemala el presidente electo por la mayoría de la población de ese país, Jacobo Arbenz, inició una reforma agraria que afectaba los intereses de la empresa norteamericana United Fruit. El gobierno norteamericano lanzó una ofensiva para desestabilizar y hacer caer ese gobierno, con una rebelión militar apoyada por la aviación norteamericana. EEUU justificó su accionar señalando que en Guatemala había una “infiltración comunista”. La acusación fue usada luego reiteradamente para justificar otras intervenciones y atacar a quines molestaban los intereses norteamericanos.

El triunfo de la revolución cubana, su enfrentamiento a los intereses de EEUU y el fracaso de una invasión para derribar al gobierno revolucionario, trajo novedades en las relaciones norteamericanas con Latinoamérica.

La Alianza Para el Progreso.- Poco después de asumir la presidencia de EEUU, John Kennedy dio a conocer sus intenciones de ayudar Latinoamérica. En febrero de 1961 envió a dos de sus principales asesores, Schlessinger y Mac Govern, para que realizaran un informe de la situación en la región. El informe no dejaba dudas sobre los problemas latinoamericanos. Allí se decía que de los 200 millones de habitantes, la mitad eran analfabetos; un 2% poseía el 50% de la riqueza, mientras que el 70% de la población vivía en la pobreza. En una reunión celebrada con los embajadores de los países de América Latina en Washington, Kennedy reconoció que los norteamericanos y muchos latinoamericanos aún no habían entendido la “urgente necesidad de liberar al pueblo de la pobreza, la ignorancia y la desesperación”.

En agosto de 1961 (pocos meses después de haber fracasado el intento de invasión a Cuba), se reunió en Punta del Este el Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), organismo dependiente d ela Organización de Estado Americanos. Allí se discutió la propuesta de Kennedy y se aprobó con 20 votos a favor y la abstención de Cuba (que aún era miembro de la OEA).

El documento establecía la creación de una Alianza Para el Progreso (ALPRO) donde los países se comprometían a: fortalecer el sistema democrático, elevar el nivel de vida de la población, ampliar el número de viviendas, asegurar una justa remuneración para los trabajadores, acabar con el analfabetismo, impulsar reformas agrarias, estimular la empresa privada, acelerar la integración comercial y desarrollar programas de salud para prevenir enfermedades. El texto de la Alianza iba acompañado por otro documento conocido como Carta de Punta del Este donde se establecía un plazo de diez años para llevar adelante las reformas. Durante esos años se invertirían 100 mil millones de dólares: 80 mil millones los pondría A. Latina, 10 mil millones provenían de EEUU y los otros 10 mil millones de otras fuentes.

El delegado cubano a la reunión, Ernesto “Che” Guevara, fundamentó su abstención señalando que si bien compartía la declaración, creía que la Alianza fracasaría. Indicó que los préstamos de EEUU sólo fomentarían a las empresas privadas, y en especial a las norteamericanas establecidas en Latinoamérica; como estas empresas enviaban sus ganancias hacia EEUU, el dinero volvería hacia allá y no quedaría en los países pobres. Agregó que los precios de las materias primas exportadas por A. Latina seguirían bajando, la balanza comercial sería desfavorable y aumentaría el desempleo. “El desempleo -señalaba Guevara- significa una baja de los salarios; empieza la inflación y, entonces, en casi todos los países de América Latina entrará a jugar un papel preponderante el Fondo Monetario Internacional”.

Ocho años después de que la ALPRO se iniciara, un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina, organismo de Naciones Unidas) señaló que los dólares que ingresaban a Latinoamérica por los planes de ayuda ran menos que los que salían rumbo a EEUU como ganancias de las inversiones realizadas por empresa norteamericanas. En abril de 1970 el senador norteamericano Edward Kennedy, hermano del impulsor de la Alianza, reconoció que “La ALPRO es un fiasco. Más del 30% de los habitantes de A. Latina mueren antes de los 40 años. La miseria, la alimentación insuficiente y las enfermedades consumen las fuerzas y las energías. El ritmo de crecimiento económico alcanzó en el decenio anterior un promedio de 1,8% anual. Es menor al que existía antes de la ALPRO. La tierra permanece en manos de una ínfima minoría”.



LAS DICTADURAS MILITARES



Las dictaduras no eran una novedad para A. Latina porque se venían dando desde la independencia en el siglo XIX. Fue algo común el surgimiento de “hombres fuertes”, caudillos o jefes militares que se imponían por la fuerza, su carisma y su poder económico. No sólo se trataba de dictaduras personales sino de gobiernos de fuerza impuestos por los sectores poderosos para mantener su poder cuando se sentían amenazados.

En los años 60 y en particular en los 70 A. Latina vivió una ola de dictaduras con características especiales, basadas en la Doctrina de la Seguridad Nacional, que interpretaba la situación mundial como una lucha entre el Mundo Occidental (capitalista, cristiano,”libre”) y el Mundo Oriental (comunista, marxista, totalitario). Esas dictaduras crearon la Doctrina de la Seguridad Nacional para justificar la toma violenta del poder y el uso de la represión (cárcel, tortura, desapariciones, censura) contra quienes consideraban “subversivos”.

¿Cuáles fueron los factores de estas dictaduras? Hubo factores propios de cada país, pero hay factores generales que se pueden usar para explicar el origen de casi todas ellas. Hubo una combinación de crisis económica, social y política y factores externos.

Los sectores populares perjudicados por el estancamiento económico que se venía dando desde los años 50, comenzaron a organizarse para que sus reclamos fueran atendidos: los sindicatos se unieron, se enfrentaron con las empresas y estas usaron la represión policial. Las clases medias también manifestaron su descontento por la crisis que bajaba su nivel de vida. Algunos sectores de clase media se unieron a las clases populares en sus reclamos y formaron “frentes populares” como una alternativa a los partidos políticos existentes. Otros, incrédulos con el sistema electoral, buscaron la alternativa de una salida a la fuerza en dos direcciones: la revolución armada (la guerrilla foquista) o los gobiernos autoritarios.

Los grupos económicamente dominantes estuvieron divididos, no sabían como enfrentar la crisis y sus consecuencias sociales. Perdieron la capacidad de imponer su liderazgo y crear un modelo de país que fuera aceptado por los demás sectores de la sociedad. Temían a las movilizaciones de los obreros y a la radicalización de las clases medias, por lo tanto buscaron imponer el orden por cualquier medio.

Las empresas multinacionales que invertían en América Latina también querían el orden y la estabilidad social, por lo tanto apoyaron gobiernos autoritarios. Hay autores que marcan el interés de la banca para invertir el dinero sobrante en los países desarrollados (por los depósitos de los árabes luego de la suba del petróleo) en los países latinoamericanos. Esas inversiones necesitaban una sociedad tranquila, sin posibilidad de cambios de gobiernos bruscos y que asegurara el retiro las ganancias.

La revolución cubana y el apoyo de Cuba a las guerrillas también incidió. Fue causa y excusa para que los militares aumentaran su poder. Además EEUU no podía permitir que el ejemplo cubano se difundiera por A Latina, porque eso significaría perder el control de la región. Por lo tanto apoyó a los gobiernos de fuerza que destruyeran a las guerrillas y que acabaran con las movilizaciones populares que podían desembocar en situaciones revolucionarias. EEUU se vinculó con los ejércitos latinoamericanos a través de los cursos para oficiales que se daban en escuelas militares norteamericanas, especialmente la ubicada en el Canal de Panamá.

Características de los gobiernos militares.- Si bien los diferentes regímenes tuvieron su propia identidad, presentaron características comunes:

- Forma ilegal de acceder al poder (golpe de estado).

- Eliminación de los parlamentos, suspensión de los derechos individuales, prohibición de los partidos políticos, persecución de los opositores al régimen. Fueron graves los casos de tortura, asesinato y desaparición de personas realizadas por estos gobiernos.

- Concentración del poder en manos del Poder Ejecutivo. Este, en la mayoría de los casos fue ocupado por jefes militares, pero en algún caso se designaban civiles, aunque el mando real siempre estaba en manos de las juntas militares.

- Dominio militar de los organismos estatales, designando interventores militares para hacerse cargo de ellos.

- Política económica neoliberal, aunque su aplicación mostró variantes de una país a otro.

El historiador francés Alain Rouquié distingue cuatro tipos distintos de dictaduras en A. Latina:

a) El modelo patrimonial de las dictaduras familiares, que buscan la formación de una dinastía gobernante que usa el poder para enriquecerse. Es el tipo de dictadura clásica de América Latina, la que se venía dando desde el siglo XIX. Por ejemplo la familia Somoza en Nicaragua o Duvalier en Haití.

b) Las dictaduras que se presentan como “revoluciones desde arriba” con un programa reformista de tipo populista. El ejemplo es la dictadura de Velazco Alvarado en Perú, vista con simpatía por algunos sectores de izquierda por su política nacionalista y antiimperialista.

c) Los regímenes burocráticos desarrollistas, que intentaron imponer por la fuerza un modelo de desarrollo asociándose al capital extranjero y eliminaron cualquier tipo de oposición dentro de su país. Por ejemplo el Brasil a partir de 1964.

d) las dictaduras terroristas y neoliberales, que son las dictaduras que se dieron en los años 70, por ejemplo en Chile, Argentina y Uruguay. Son estas dictaduras las que presentan más claramente las características señaladas anteriormente.







AMÉRICA LATINA A FINES DEL SIGLO XX



LA RECUPERACION INSTITUCIONAL

Las dictaduras latinoamericanas comenzaron a dar signos de agotamiento desde fines de la década del 70. En 1979 el gobierno militar ecuatoriano pemitió las elecciones. El mismo año en Nicaragua la revolución encabezada por el sandinismo derrocó al dictador Anastasio Somoza. En Perú en 1980, en Honduras en 1981 y en Bolivia en 1982, los militares cedieron el gobierno a civiles elegidos en elecciones. La dictadura argentina se desmoronó a partir del fracaso de la Guerra de las Malvinas. Uruguay y Brasil tuvieron elecciones en 1984 y Chile en 1989. También ese año cayó la dictadura de Strossner en Paraguay.

De esta manera y en el lapso de una década, las naciones de América latina retornaron a sus instituciones políticas establecidas en las constituciones. La retirada de los gobiernos militares fue fruto de factores mundiales, regionales y locales.

El primero fue el aumento de la deuda externa que acentuó los problemas económicos. Sectores de la población, que anteriormente habían apoyado, o visto con indiferencia, los golpes de estado, ahora le negaban legitimidad a esos gobiernos.



Otro factor fue la política para la región llevada adelante por el gobierno de EEUU. El presidente Jimmy Carter (1976-1980) dio más importancia a un cambio democrático en América Latina, fundamentalmente en lo concerniente a los derechos humanos. Los gobiernos posteriores, el de Ronald Reagan (1981-1989) y George Bush (1989-1993) , si bien no compartían la postura de Carter a favor de los derechos humanos, mantuvieron el apoyo a la desmilitarización.

Además de estos dos factores, fueron decisivas las circunstancias particulares de cada país. En algunos casos, como en Argentina y Bolivia la transición hacia los gobiernos civiles fue desencadenada por el fracaso y la división de los militares. En otros casos, como Brasil, Uruguay y Chile, los gobiernos militares consiguieron imponer una transición negociada. Uno de los puntos críticos de la negociación fue la limitación de las investigaciones sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas por los gobiernos militares. La amnistía de los militares ha sido uno de los problemas que han tenido que enfrentar y resolver los nuevos gobiernos.



LA DEUDA EXTERNA

Las causas.- En la década del 70 los países latinoamericanos tenían una enorme necesidad de dinero para sostener su economía. Ese dinero lo obtuvieron de los grandes bancos internacionales. Estos bancos facilitaron los créditos con el fin de obtener ganancias de las grandes sumas de dinero depositadas en ellos por los países árabes enriquecidos por la suba del precio del petróleo. A los bancos les servía incluso prestar dinero con interés bajo y plazos largos, antes de que los capitales quedaran inmovilizados sin dar ninguna ganancia.



Los países que recibieron esos préstamos, muchos de los cuales eran gobernados por dictaduras, no se encontraban en condiciones de devolver el dinero prestado, puesto que la mayor parte de ese dinero no se dedicó a actividades productivas capaces de generar las ganancias necesarias para pagar la deuda.

Para pagar las deudas contraídas se recurrió a nuevos préstamos o refinanciando en condiciones menos favorables. De esta manera la deuda fue aumentando cada vez más y se hizo difícil pagar los intereses. La situación se agravó por:

- La caída de los precios de los productos exportados por los países de A. Latina. Por lo tanto fue necesario aumentar la cantidad de los productos exportados para poder recibir fondos frescos.

- La fuga de capitales que entre 1970 y 1985 fue de 100 mil millones de dólares, o sea una cuarta parte de la deuda.

- El aumento de la tasa de interés en los países desarrollados, lo que provoca automáticamente un aumento en la deuda.

Las consecuencias.- En los años 80 se hicieron sentir los efectos de la deuda. En diez años el dinero adeudado se había multiplicado por diez, pasando de 20 mil millones de dólares en 1970, a 200 mil millones de dólares en 1980. Para poder pagar los gobiernos aplicaron políticas de ajuste, provocando la caída de los salarios y desocupación. Los estados redujeron sus gastos en actividades de apoyo a los sectores más carenciados y dejaron de hacer obras de infraestructura.

En la conferencia de L a Habana de 1985 muchos presidentes latinoamericanos declararon la necesidad de un cambio en el orden económico internacional, aunque ninguno acompañó el planteo del dirigente cubano Fidel Castro de que la deuda era impagable. Posteriormente el gobierno de Perú propuso que sólo se pagara por año el 10% de lo que ingresaba por las exportaciones, Venezuela solicitó un plazo de 30 años para pagar la deuda y México se declaró en quiebra.

El Fondo Monetario Internacional respondió enérgicamente, culpando a los deudores de dilapidar el dinero por sus políticas económicas y amenazando con cortar todos los préstamos a aquellos que no pagaran con puntualidad. Los bancos y el FMI impusieron estrictas condiciones para otorgar nuevos préstamos, obligando a los gobiernos a emprende profundas reformas económicas. Estas reformas se basan en el liberalismo económico (neoliberalismo) impulsado por los economistas de la Universidad de Chicago con Milton Friedman a la cabeza. Las medidas “recomendadas” a los gobiernos son:

- Reducir el papel del estado en la economía privatizando empresas estatales y desregulando la economía (dejando la iniciativa a las empresas privadas, no fijando el valor de la moneda, etc).

- Abrir las economías al mercado y a las inversiones extranjeras.

- Reducir la emisión de moneda para limitar la cantidad de circulante y de esa manera, al reducir el consumo, mantener los precios y evitar la inflación (política deflacionista).



EL PROBLEMA DE LA TIERRA

En el campo se ha mantenido el latifundio como en la época colonial y apenas se aprecian algunos cambios. Tradicionalmente el latifundio iba acompañado por el minifundio: los campesinos pobres tenían su pequeña parcela de tierra que trabajaban para alimentarse, pero como esto no alcanzaba, trabajaban como peones en los grandes haciendas a cambio de un salario. Los salarios eran extremadamente bajos, no existía legislación laboral que los protegiera y las condiciones de trabajo eran similares a la de la esclavitud. En muchas d estas grandes haciendas existían comercios, propiedad del propietario de la tierra, donde los campesinos compraban y se endeudaban por los altos precios. Al cobrar su salario el peón se encontraba endeudado y tenía que seguir trabajando para pagar la deuda.

El proceso de industrialización iniciado en los años 30 y 40 introdujo algunos cambios a esta situación. La industria requería una mayor producción agraria que asegurara materia prima barata, por lo tanto se requería una modernización. Además la situación de miseria de los campesinos se multiplicaba con el aumento d ela población rural, y esto llevaba a rebeliones y violencia que podía perjudicar a la producción.



Por estas razones, para aumentar la producción, se necesitaba una transformación en el sistema de explotación de la tierra, usando métodos “más capitalistas”. Los latifundios no desaparecieron, pero se mecanizaron; la tecnología desplazó a la mano de obra no capacitada y aumentó la migración de campesinos hacia la ciudad. Los campesinos que quedaban eran asalariados y no tenían tierras propias.

En algunos países se aplicaron o se intentaron aplicar reformas agrarias. En muchos casos la entrega de tierras a los campesinos fue sólo una promesa; cuando se entregaban eran las tierras menos productivas, en zonas desérticas, y además no se les entregaban los recursos básicos para hacerlas producir (maquinaria, semillas, apoyo técnico, etc).

En muchos países latinoamericanos los campesinos se han organizado y siguen reclamando su derecho a la tierra. En la zona andina, los campesinos, que son indígenas, se han organizado en comunidades de acuerdo a sus costumbres y reclaman su derecho a la tierra de sus antepasados para trabajarlas colectivamente. En México, la tierra es uno de los reclamos de los zapatistas que se rebelaron en la región de Chiapas.

En Brasil se ha organizado el Movimiento de los Sin Tierra, que en varias ocasiones ha ocupado latifundios improductivos para trabajarlos. La situación de Brasil es de las más graves. El 80% de la tierra está ocupado por sólo el 10% de los propietarios; de este porcentaje, cerca del 85% de la tierra se mantiene improductiva. Al mismo tiempo unos 30 millones de campesinos se encuentran en situación de extrema pobreza.



SITUACIÓN DE LOS INDÍGENAS

La situación del indígena no es la misma en todo el continente. En las regiones donde habían alcanzado un grado de evolución importante y habían formado sociedades numerosas antes de la colonización, los indígenas siguen siendo la mayoría de la población o buena parte de ella junto a los mestizos (México, casi toda Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay). Con la independencia, la situación de los indígenas de esta zona no tuvo cambios importantes. La mayoría indígena ha sido y continua siendo campesinos sin tierra u ocupante de las peores tierras.

En las regiones donde el indígena tenía un menor grado de evolución, no era considerado apto para trabajar y opuso mayor resistencia, fueron desplazados hacia las zonas más alejadas (Brasil) o simplemente fueron exterminados o reducidos a su mínima expresión (Uruguay, Argentina). Estas zonas, además, recibieron en el correr del siglo XIX, importante cantidad de inmigrantes, por lo que la presencia indígena era considerada negativa e innecesaria. Se señaló como una ventaja, frente a otros países latinoamericanos, el no poseer el “problema del indio”.

Considerar a los indígenas como un problema es parte de la discriminación racial que aún existe en Latinoamérica. A pesar de que el mestizaje es una de las características que identificaban a la región, el color de la piel sigue determinando el lugar que se tiene en la sociedad. Cuanto más rasgos de blanco se tienen, mayores posibilidades de ascenso social existen.

A partir de los años 40, en países como México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, los populistas tomaron en cuenta, al menos en el discurso, la situación india y reclamaron su integración a la sociedad. Los populistas reclamaban el derecho de los indígenas a la tierra, no sólo porque históricamente les pertenecía , sino porque su dependencia de los latifundistas los mantenía pobres, ignorantes, no integrados a la sociedad de consumo. Esta postura a favor del indígena tuvo eco a nivel de los intelectuales dando origen a al indigenismo.

En 1940 en Pazcuaro, México, se realizó el primer Congreso Indigenista con delegados de todo el continente. Participaron políticos, científicos, pero ninguna comunidad india estuvo representada.

A partir de los años 70 se han realizado conferencias de organizaciones representativas de los indígenas, es decir donde los indígenas han participado directamente. En ellas se han venido planteando los reclamos de los indígenas, hechos por los propios indígenas:

- El respeto a las tradiciones culturales; no basta que el indígena sobreviva fisicamente, sino que pueda vivir como indígena, con sus costumbres, su idioma, su religión. Al concepto de genocidio, los indígenas han incorporado el de etnocidio, es decir, la destrucción de una cultura.

- La relación entre el indígena y la tierra no debe hacerse mediante planes elaborados “desde arriba”, por el gobierno o por los técnicos, sino que debe hacerse con los criterios que los propios indígenas suministran. Los indígenas deben planificar y decidir como distribuir la tierra y como trabajarla.

- Se de be reconocer la autonomía de las culturas indígenas. Los indígenas no se consideran peruanos, bolivianos, guatemaltecos, etc, sino quechuas, aimarás, quitchés, etc. Sus “fronteras” como pueblos, no coinciden con las fronteras geográficas de los países.



La situación de los indígenas menos evolucionados, los que huyeron hacia los lugares más apartados de las selvas y las montañas, ha empeorado en las últimas décadas. Por ejemplo en Brasil, en los años 70, comenzó la tala y quema de extensas zonas de la Amazonia. El objetivo era convertir esa zona en tierra de cultivo y ganadería por lo tanto se echó a los indios que habían sobrevivido semiocultos en la selva. Los indios que “molestan” son asesinados.

La presencia de oro en la selva ha agravado la situación indígena. Las condiciones de pobreza y miseria que se viven en Brasil ha empujado a muchos pobres a dedicarse a la búsqueda artesanal del oro: los “garimpeiros”. Estos se han dirigido hacia la selva para buscar pepitas de oro que luego venden a las empresas dedicadas a comercializar metales preciosos. La búsqueda de oro los ha llevado a invadir la tierra de los indígenas; estos no han aceptado su presencia y se han dado enfrentamientos de pobres contra pobres.







EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA Y URBANIZACIÓN

El rápido crecimiento de la población latinoamericana se ha convertido en un problema. El crecimiento de población no es parejo en todo el continente. Si bien hasta la primera mitad del siglo la llamada América Blanca registraba un aumento vigoroso de la población por la llegada de inmigrantes europeos, a partir de la segunda mitad del siglo, el mayor crecimiento de ha dado en las zonas más pobres, donde habitan indígenas, mestizos y negros.

La alta natalidad se ha asociado con un descenso de la mortalidad provocando una explosión demográfica.

El crecimiento de población ha sido mayor en las ciudades debido a la migración desde el campo. La búsqueda de empleo y la necesidad de mejorar las condiciones de vida, así como la imagen que de la ciudad se ha proyectado en el campo (comodidades, entretenimiento, etc) han sido las causas de el éxodo rural. Durante la industrialización llevada a cabo en los años 30 y 40, esa mano de obra tarde o temprano era absorbida; pero el estancamiento producido en los años 60 y la posterior crisis que desmanteló las fábricas, obliga a los recién llegados a permanecer igual o peor que en el campo, sobreviviendo en las orillas de las ciudades en viviendas precarias, desempleados o subempleados.

El aumento de población no sería tan grave sino fuera por que acompaña a otros fenómenos sociales como el analfabetismo, los problemas sanitarios y la pobreza.

En 1980 había 45 millones de analfabetos en A. Latina, lo que representaba el 20% de la población. El analfabetismo es muy bajo en algunos países, como los del cono sur (Argentina, Uruguay, Chile) y Cuba, pero es muy alto en los países andinos, Centroamérica y algunos países del Caribe, como Haití con 70% de analfabetos. Incluso países con desarrollo industrial como México y Brasil tienen porcentajes que superan el 20%.

El habitante analfabeto es también el más pobre, el peor alimentado y el más marginado. No saber leer ni escribir lo obliga a tener trabajaos mal pagados (si los consigue). Lo peor es que su condición puede trasmitirse a sus hijos.

Otro problema es el abandono que los niños y adolescentes hacen de sus estudios. La mitad de los escolares de A. Latina no pasan de cuarto año escolar (30 millones en 1980). Sus conocimientos son mínimos y la mayoría están en situación similar a la del analfabeto, mano d e obra no calificada y barata.

Aún son comunes en América Latina enfermedades que se podrían evitar con una simple vacuna. Por ejemplo el sarampión, que en 1980 provocaba en algunos países latinoamericanos 2500 muertes más que en los países desarrollados. Enfermedades que parecían erradicadas, como el cólera, tuvieron rebrotes en la década del 90.

La Organización Panamericana de la salud estimaba en los años 80 que la mitad de los niños latinoamericanos no se podían considerar normales en su nutrición. La desnutrición afecta a gran cantidad de mujeres embarazadas (30% en 1983), por lo tanto hay niños que nacen mal nutridos. Los que no mueren de hambre en su primera infancia (se calcula que muere un niño por minuto), tendrán enfermedades, defectos físicos, deficiencias mentales, ceguera y menos posibilidades de vida.

En los años 80 un niño latinoamericano tenía una esperanza de vida promedio de 62 años, frente a 73 si hubiera nacido en EEUU. Claro que hay diferencias dentro de los países de A. Latina: si nacía en Uruguay su esperanza de vida subía a 70 años, pero si nacía en Haití su esperanza de vida se reducía a 40 años.