martes, 24 de septiembre de 2013

De la prosperidad a la crisis de 1929

EEUU ENTRE LAS DOS GUERRAS: DE LA PROSPERIDAD A LA CRISIS


EL AUGE ECONOMICO (1920-1929)
Tras un comienzo con problemas después de la guerra, la economía de EEUU comenzó a crecer nuevamente. La producción industrial aumentó a niveles sin precedentes, y lo mismo ocurrió con las ventas y las ganancias de las empresas. Había una gran variedad de artículos novedosos que comprar: radios, refrigeradores, lavarropas, aspiradoras, motocicletas, ropas con diseños modernos y, sobretodo, automóviles.
Al finalizar la guerra había ya 7 millones de automóviles circulando en los EEUU; para el año 1929 había ya 24 millones. Henry Ford era el que más vendía con su barato modelo T; pero también en estos “locos años 20" se van a desarrollar una cantidad de modelos de lujo, al “estilo europeo”.
La prosperidad estimuló "los años locos"
¿Cuáles fueron los factores de este auge?
1) Esta época fue la culminación de un período de crecimiento económico que había comenzado a fines del siglo XIX, cuando los EEUU alcanzaron a sus dos rivales, Inglaterra y Alemania. La guerra dio a la industria norteamericana un impulso tremendo: muchos países europeos que se habían visto afectados por la destrucción de la guerra comenzaron a comprarle a EEUU. Lo mismo pasó con países no europeos que hasta ese momento dependían de la importación de artículos europeos; al no poder comprarlos en aquel continente, los compraron en EEUU. Este era el verdadero ganador económico de la Primera Guerra Mundial.
2) La producción industrial norteamericana se vio estimulada por las tarifas proteccionistas impuestas en 1922 que elevaron los impuestos de importación protegiendo los productos fabricados en EEUU.
3) Aumento considerablemente el consumo de los norteamericanos. La población tenía más dinero para gastar porque los salarios aumentaron (un 8% entre 1923 y 1929) y los impuestos a la renta bajaron. Además se masificó el uso de la publicidad y la promoción de los productos para seducir a los compradores: avisos en radio, revistas, carteles multicolores, avisos luminosos llamaban la atención de los consumidores. La sociedad norteamericana de los 20 fue la primera sociedad de consumo de masas. La mecanización, especialmente la cadena de montaje, permitía la producción en gran escala y satisfacer la creciente demanda.
Durante la prosperidad todo era una fiesta
4) La existencia de créditos baratos. La facilidad para obtener préstamos o comprar en cuotas estimuló el consumo y la compra de acciones o tierras para especular. Ciudadanos comunes y corrientes comenzaron a comprar acciones con la expectativa de volverse ricos de la noche a la mañana. Esto aportó mucho dinero a las empresas cuyas acciones se colocaban con facilidad.
5) El impulso dado a toda la economía por las dos industrias de punta: la automotriz y la de construcción. La masificación en el uso de automóviles desarrolló otras actividades además de su fabricación: era necesario construir carreteras y mantenerlas en buen estado; producir combustible y por lo tanto aumentar las perforaciones petroleras y las refinerías; construir moteles y restaurantes junto a las rutas; desarrollar la fabricación de neumáticos, repuestos, tapizados, etc.
La industria de la construcción se desarrolló con el aumento de población, sobretodo por la llegada de inmigrantes atraídos por la prosperidad. Creció la construcción de viviendas, pero también de edificios comerciales y con ello la fabricación de materiales de construcción, cemento, carpinterías, pinturas, etc. El uso del automóvil permitió el crecimiento horizontal de las ciudades, formandose barrios suburbanos, lo que provocó la extensión de las líneas eléctricas, la construcción de calles, redes de agua y saneamiento, etc.
Pero...¿todo era prosperidad?
A los granjeros no les llegaba la prosperidad como a otros. Les había ido bien durante la guerra, pero a partir de 1920 los precios de los productos del agro fueron cayendo. La ganancia de los granjeros disminuyó y los jornales que les pagaban a los peones en las zonas agrícolas del medio oeste y del sur era la mitad de lo que se le pagaba a los obreros de las ciudades industriales del norte. La causa era que con las nuevas maquinarias agrícolas los granjeros estaban produciendo demasiados alimentos, más de los que los consumidores norteamericanos podían comprar. Era difícil exportar los sobrantes porque había una competencia muy fuerte en precios de la producción agrícola de Canada, la URSS y Argentina.
El gobierno, en el cual se venían sucediendo representantes del Partido Republicano, partidarios de evitar la intervención del estado, se oponía a comprar los sobrantes.
Otro elemento que podía traer consecuencias negativas en el futuro era la concentración de empresas formandose monopolios o supercompañías. En 1929 el 5% de las empresas más poderosas se quedaba con el 85% de las ganancias. Los partidarios de los monopolios argumentaban que estos aumentaban la eficiencia porque usaban procedimientos cada vez más modernos para producir y organizarse; pero los monopolios podían llevar al aumento de los precios y además mantenían los salarios más bajos e impedían que los trabajadores se sindicalizaran. Los gobiernos del Partido Republicano no impidieron la formación de estas superempresas ni ejercieron ningún control sobre ellas. Había optimismo y confianza en el futuro.
LA CRISIS DE 1929
En setiembre de 1929 la compra de acciones en la Bolsa de Valores de Nueva York (conocida como Bolsa de Wall Street por la calle en la cual se encuentra), empezó a disminuir, y al difundirse los rumores de que el auge económico parecía estar llegando a su fin, la gente se apresuró a vender sus acciones antes de que se desvalorizaran demasiado. El 24 de octubre la prisa por vender llegó a tal punto que los precios se desplomaron y millares de poseedores de acciones quedaron en la ruina. Este hecho, recordado como el “jueves negro”, “el crack” o la “quiebra de Wall Street”, desencadenó otros: muchas personas en apuros financieros retiraron sus ahorros de los bancos y estos debieron cerrar. La compra de mercancías disminuyó abruptamente y las fabricas debieron cerrar provocando desempleo. Al haber desempleo el consumo disminuyó más y afectó también a la compra de alimentos con lo que la crisis llegó a los granjeros. Estos no pudieron pagar sus deudas con los bancos por los préstamos recibidos para comprar maquinaria. Los bancos norteamericanos que tenían dinero depositado o invertido en Europa lo retiraron llevando la crisis a Europa; EEUU y Europa en crisis disminuyeron sus importaciones por lo que la crisis se traslado a casi todo el mundo, transformandose en una crisis mundial, conocida como la Gran Depresión.
Pero la quiebra de la Bolsa no fue la causa de la crisis, sino el efecto visible de causas más profundas. ¿Cuáles fueron las verdaderas causas?
1) La superproducción. Las fábricas norteamericanas, estimuladas por las grandes ventas y las ganancias obtenidas, estaban produciendo demasiado, mucho más de lo que los norteamericanos podían comprar. Al principio la producción era absorbida ante la novedad de los productos y el aumento de los ingresos familiares pero hubo un momento en que la oferta sobrepasó a la demanda de mercaderías y los productos comenzaron a acumularse sin posibilidades de venta inmediata. Por lo tanto las fábricas disminuyeron la producción, se terminaron las horas extras, se despidieron trabajadores y estos, al no tener medios de subsistencia disminuyeron su consumo, aumentando la diferencia entre la oferta y la demanda.
También había superproducción agrícola. Los granjeros no podían vender toda su producción y los sobrantes hacían caer los precios. La situación se agravaba para los granjeros porque habían invertido en la mecanización (tractores, cosechadoras, electrificación, etc) y estaban endeudados con los bancos. Estos, estimulados por el clima de optimismo debido al auge económico, prestaban dinero sin solicitar demasiadas garantías. Si los endeudados no pagaban los bancos y los ahorristas que habían depositado su dinero en ellos, se verían perjudicados.
2) La desigual distribución de los ingresos. La prosperidad de los años 20 no había alcanzado a todos por igual. Las inmensas ganancias de los industriales no se distribuían equitativamente entre los trabajadores. Es cierto que el salario promedio de los obreros de las fábricas creció en la década del 20 un 8%; pero durante esos años las ganancias de los fabricantes habían crecido en un 70%. El crecimiento salarial del 8%, que no fue para todos los trabajadores, no alcanzaba para absorber todos las mercaderías producidas. Mediante las compras a crédito e inducidos por las campañas publicitarias los norteamericanos habían mantenido un alto consumo pero este no se podía mantener permanentemente. Y al no aumentar más los salarios y distribuirse mejor las ganancias la superproducción era inevitable. Salvo que se aumentaran las exportaciones, pero en ese aspectos también había problemas.
3) Caída de las exportaciones norteamericanas. Las exportaciones disminuyeron, entre otra razones, porque los países europeos observaban con disgusto los altos impuestos aduaneros que EEUU ponía a los productos extranjeros, entre ellos los procedentes de Europa, e hicieron lo mismo. Los impuestos aduaneros norteamericanos elevados a partir de 1922 defendían la producción propia y aseguraban el mercado para los fabricantes de EEUU impidiendo el ingreso de mercadería competitiva. Esto impedía que otros países pudieran vender en EEUU, porque sus productos, con los impuestos aduaneros se elevaban a precios mucho más altos que los productos norteamericanos. En esas condiciones los países europeos no obtenían dinero para poder comprar productos a EEUU y poder pagar las deudas que habían quedado de la guerra. La reacción en algunos países europeos, por ejemplo Italia bajo el fascismo, fue elevar sus impuestos para impedir el ingreso de productos norteamericanos.
4) La especulación sin límites. Las personas que tenían algún dinero disponible compraban acciones con dos posibles objetivos: obtener dividendos (la distribución anual de las ganancias de la empresa) o realizar una ganancia revendiendo las acciones a un precio más alto del que pagaron para comprarlas. Esto último era lo que más atraía a los inversionistas, a veces gente común y corriente, empleados, amas de casa, que creían en la posibilidad de enriquecimiento rápido. A medida que se conocían las cifras de las ganancias de las empresas, más gente comenzó a comprar acciones, elevando los precios de éstas.  El valor promedio de una acción subió de 9 dólares en 1924 a 26 dólares en 1929; en poco más de un año una acción de la RCA pasó de 80 a 500 dólares.
Todos querían comprar enseguida para vender a los pocos días y obtener la ganancia con la diferencia de precios, sin pensar muchos en las consecuencias. Personas de escasos recursos gastaban sus pocos ahorros o pedían dinero prestado para comprar acciones; los bancos compraban acciones con el dinero depositado por los ahorristas; los corredores de bolsa, que ganaban con las ventas, las vendían a crédito. Era como un juego de azar basado en la confianza que había en la prosperidad económica.
Pero cuando aparecieron los primeros síntomas de superproducción y las ventas de mercadería empezaron a disminuir, los inversionistas mejor informados vendieron sus acciones aprovechando los precios altos. Esto despertó sospechas y aumentaron las ventas de acciones. Más persona vendieron antes de que los precios se desplomaran. La confianza en el futuro económico comenzó a romperse. A medida que había más temor por la caída de los precios de las acciones, más vendían y por lo tanto se producía esa temida caída por que el valor estaba basado en la oferta y demanda. En octubre se producían “corridas” de la gente tratando de desprenderse de sus acciones antes “de que fuera tarde”. Las compraban aquellos inversionistas que querían mantener los valores para no verse perjudicados por la caída, pero como era mucho mayor la venta, los precios fueron bajando más y más. El jueves 24 de octubre se vendieron 13 millones de acciones. El precio llegó al piso.

LA GRAN DEPRESION
¿Quienes y cómo se vieron afectados por la crisis?
En primer lugar la quiebra del mercado de valores arruinó a millones de inversionistas que habían pagado altos precios por sus acciones cuando estaban en suba. Grandes y pequeños inversionistas se vieron afectados. Los grandes inversionistas que vendieron a tiempo no tuvieron problemas. Otros se vieron de un día para otro en la pobreza. Muchos se suicidaron al no soportar su ruina. Millones de pequeños inversionistas perdieron sus ahorros de toda una vida.
Los que habían dado préstamos para comprar acciones también perdieron porque sus deudores no tenían con que pagarles.
Buscando trabajo
Los bancos se vieron afectados por varios lados. En primer lugar los bancos que habían entrado en el juego de la especulación habían perdido con la caída de los precios de las acciones que habían comprado. Por otro lado los ahorristas que habían depositado su dinero en los bancos lo retiraron por que lo necesitaban de apuro o por que no tenían confianza en los bancos. Muchos que habían obtenido préstamos, como los granjeros o fabricantes, al no poder pagar los préstamos recibidos provocaban el desfinanciamiento de los bancos que se quedaban sin dinero. Por lo tanto tampoco tenían dinero para prestar para que se volviera a producir y aumentar las fuentes de ganancia. En 1929 había más de 25 mil bancos en EEUU, pero en 1933 quedaban 15 mil. Muchos se quedaron con las tierras de los granjeros endeudados, pero ¿a quien vendersela?
La reducción de las compras llevó a las fábricas a despedir trabajadores. Muchas empresas cerraron. En 1933 había 14 millones de desempleados, cerca de la cuarta parte de los trabajadores norteamericanos. Muchos recorrían las calles con carteles ofreciendose para trabajar por cualquier sueldo. También eran muchos los que hacían cola para conseguir un plato de sopa en los lugares de caridad. Los que no podían pagar el alquiler eran desalojados y quedaban en la calle. Muchos habitantes del este, donde se concentraba la mayor fuerza laboral, emprendieron el viaje hacia la costa del oeste pensando que allí vivirían mejor, con la esperanza de que aún era posible “el sueño americano”.
Muchos países recibieron las consecuencias de la crisis. A excepción de la URSS que, por sus sistema económico y por que estaba bloqueada por los países del área capitalista, no sintió sus efectos, el resto en mayor o menos grado se vio afectado. Europa, especialmente Alemania y Austria, se veían perjudicados por sus economías tenían que recuperarse después de la guerra y dependían de los préstamos de EEUU. Este, en crisis, suspendió los préstamos, retiró inversiones y exigió el pago inmediato de los préstamos ya realizados. Para 1931 la mayor parte de Europa se hallaba en crisis. Si lo más países más desarrollados estaban en crisis, disminuían las compras que hacían a los menos desarrollados, por lo tanto estos también pagaron los platos rotos. La dependencia que los países de América Latina tenía de sus exportaciones de materias primas hacia Europa y, en forma creciente después de la guerra hacia EEUU, los sometía a lo que aquellos determinaran. Las disminución de las compras de materia prima provocó el menor ingreso de dinero en los países latinoamericanos. Los más afectados eran los que dependían de productos perecederos, productos agropecuarios, que tenían un corto tiempo para ser vendidos. En Brasil, para evitar la baja de los precios, se arrojó café al mar. En Argentina el trigo se utilizaba para alimentar a las calderas en lugar de carbón o leña.
Las protestas de los trabajadores en Europa y América fueron reprimidas. El temor de que se plantearan situaciones revolucionarias ( los partidos comunistas crecieron en adherentes y organización) llevó a la implantación de gobiernos autoritarios: una sucesión de golpes de estado sacudió a América Latina. En Europa, el resentimiento social y el temor ante la inseguridad fue hábilmente aprovechado para lograr amplios apoyos a partidos autoritarios: el fascismo aumentó su poder, el nazismo se transformó en el principal partido de Alemania, en España el falangismo preparaba el camino para Franco. Una ola de nacionalismo envolvió a Europa.
¿Qué hizo el gobierno norteamericano para atenuar los efectos de la crisis?
La crisis tomó por sorpresa al gobierno. En diciembre de 1928, en el último año de su presidencia, el presidente Calvin Coolidge había dicho: “La gran riqueza que han creado nuestras empresas y nuestras industrias, y que ha ahorrado nuestra economía, ha sido distribuida ampliamente entre nuestra población y ha salido del país en una corriente constante para beneficiar a la economía de todo el mundo... El país puede contemplar el presente con satisfacción y mirar hacia el futuro con optimismo”.
Este pensamiento, que seguramente era compartido por su sucesor Hebert Hoover, también del Partido Republicano, demuestra el clima de confianza que había previo a la crisis. Pero Hoover sufrió, a pocos meses de asumir la presidencia, el impacto de octubre de 1929.Hoover intentó resolver el problema instando a los patrones a no reducir los salarios ni despedir trabajadores, prestó dinero a los bancos, los industriales y los granjeros y en 1931 dio a los países de Europa un año de plazo para pagar sus deudas para que pudieran tener dinero y comprar productos norteamericanos. Pero e stas medidas no tuvieron resultado por dos razones:
a) llegaban demasiado tarde;
b) Hoover no quería una intervención del estado en la economía, porque era un liberal que creía en la libre competencia y el más absoluto individualismo y sostenía que cada hombre debía bastarse a si mismo. Por esos sus medidas fueron escasas ante el tamaño de la crisis.
No resultó sorprendente que Franklin Roosevelt, del Partido Demócrata, venciera a Hoover en las elecciones de 1932. La mayoría de los norteamericanos quería otras soluciones.

LA RESPUESTA DE ROOSEVELT A LA CRISIS: EL NEW DEAL
Franklin D. Roosevelt, quien tenía 51 años al ser electo presidente, provenía de una familia adinerada de Nueva York y había sido gobernador de ese estado.Era dinámico y poseía gran habilidad para comunicarse con la gente; él inició el uso el uso de la radio como elemento para llegar a convencer a los norteamericanos, realizando las “charlas junto a la estufa” para explicar sus actos de gobierno y obtener la confianza de los votantes. Fue reelecto en tres ocasiones.
Durante su campaña electoral de 1932 había dicho: “Los comprometo a ustedes, me comprometo a mi mismo, a un nuevo trato para el pueblo norteamericano”. Por eso su política se conoce como el New Deal, o sea el Nuevo Trato.
¿Cuáles eran los objetivos del New Deal? Esencialmente eran tres:
1) Dar ayuda directa a los más pobres que carecían de alimento y techo.
2) Recuperar la economía para fomentar el consumo y reducir el desempleo.
3) Reformar la economía norteamericana para evitar otra crisis como la de 1929.
Para lograr estos objetivos Roosevelt estaba dispuesto a abandonar la política liberal de “dejar hacer, dejar pasar” que era tradicional de EEUU y que se había incrementado con los presidentes del partido republicano (salvo en el proteccionismo donde si había una intervención estatal para fijar los impuestos aduaneros).
¿Cuáles fueron las medidas tomadas por Roosevelt?
1) Se creó la Comisión de Valores y Cambios (1934) a través de la cual el estado reformó las prácticas de la Bolsa de Valores y, entre otras cosas, obligó a los compradores de acciones a crédito a pagar por lo menos el 50% del valor de las acciones. También intervino en los bancos como garantía para que los depositantes no perdieran su dinero y de esa manera volvieran a hacer sus depósitos sin temor. Así los bancos volverían a tener dinero para prestar.
2) La ley de Asistencia a los Agricultores (1933) para ayudar a los granjeros pagándoles dinero a aquellos que disminuyeran su producción, para bajar la oferta de alimentos y aumentar sus precios.
3) La creación del Cuerpo Civil de Conservación con el fin de emplear en forma temporal a jóvenes en proyectos para conservación de los campos. De esta manera se hacía una tarea útil para la producción y generaba fuentes de trabajo.
4) La ley de Recuperación Industrial (1933) cuyo objetivo era aumentar el empleo y mediante la cual se creó la Administración de Obras Públicas, oficina del gobierno encargada de hacer carreteras, puentes, represas, escuelas, hospitales, aeropuertos y edificios gubernamentales, con lo que se creaba empleo directamente y se estimulaba las industrias vinculadas a la construcción: cemento, hierro, etc.
5) En materia social se recomendaba a las empresas a reducir la jornada de trabajo a ocho horas (para que contrataran más gente), no tomar a menores y pagar los salarios a partir de determinado monto mínimo. Estas medidas no eran obligatorias, pero a las embreas las que llevaran a la práctica se les permitiría usar en su publicidad y en sus productos una etiqueta con un aguila azul y el gobierno recomendaba a la gente  comprar los productos que tuvieran tal etiqueta y no consumir los que no la llevaran. Una ley de 1938 estableció el máximo de 45 horas semanales de trabajo, estableció el salario mínimo para algunos empleos mal pagos y prohibió contratar a menores en las industrias.
También se creó una oficina de Socorros de Urgencia que aportó 500 millones de dólares para las casas de caridad que daban alimento. La ley del Seguro Social (1935) estableció las pensiones a la vejez y el seguro de desempleo.
6) Se crearon empresas públicas autónomas como la del Valle del Tennessee, que construyó presas para suministrar energía eléctrica y agua para los riegos, forestó y conservó los suelos erosionados. Otras se encargaron de construir nuevas casas y edificios de apartamentos.
Todas estas medidas crearon oposición en los sectores empresariales que temían el crecimiento de los sindicatos y no querían la reglamentación del horario del trabajo. Los sectores partidarios del liberalismo económico acusaron a Roosevelt de tomar medidas “socialistas” y trataron de frenarlas. Sostenían que el gobierno federal estaba tomando medidas que afectaban la autonomía de los estados integrantes de EEUU y la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucionales mucha de las leyes proyectadas por Roosevelt. Este amenazó a los integrantes de la Suprema Corte con cambiarlos por otros jueces si seguían oponiéndose a su plan de gobierno y algunas de las medidas fueron aceptadas.
No se logró todo lo que Roosevelt esperaba. Algunas medidas fracasaron completamente o tuvieron un éxito parcial; el desempleo bajo pero para 1938 aún se mantenía una cifra importante de desocupados (10 millones) y ese año el gobierno debió suspender algunas de las medidas adoptadas para bajar los gastos. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 fue la que hizo bajar el desempleo, que para 1943 era sólo de un millón de desocupados.
El mayor beneficio del New Deal fue la ayuda a los desocupados y las grandes obras públicas como las del Valle de Tennesse. También fue importante a largo plazo la legislación laboral. Pero lo más importante fue el cambio de la actitud del gobierno frente a la situación económica: nunca antes un gobierno norteamericano había intervenido tan directamente en la vida de la gente, nunca antes había concentrado tanto la atención un presidente.
El abandono de la política de “dejar hacer, dejar pasar”, no fue un invento de Roosevelt. Era una nueva tendencia del pensamiento económico que, sin abandonar la defensa del capitalismo, consideraba que el dejar a la economía totalmente libre, sin ningún tipo de control por parte del estado, podía provocar crisis y problemas sociales de consecuencias insospechadas. Estas ideas se conocerán con el nombre de “keynesianismo” ya que su difusor más conocido era el economista inglés John Keynes.
Keynes opinaba que el liberalismo económico tenía dos importantes errores: a) creer que siempre hay ocupación y que por lo tanto la demanda de productos equilibra “naturalmente” la oferta; b) creer que el dinero ganado se invierte siempre en la producción asegurando la permanente creación de empleos. Keynes consideraba que la especulación en acciones, oro, etc, desviaba una masa de dinero de la reinversión productiva y por lo tano no se cumplía con los “ciclos naturales” de los que hablaban los liberales.
Por lo tanto era necesaria una intervención para equilibrar la economía. ¿Quien debía hacer la intervención? El estado. Para Keynes el estado debía cumplir  un papel “compensatorio o equilibrador”. Cuando se producía una crisis debía generar fuentes de trabajo a través de obras públicas, de esta manera generaba salarios y por lo tanto mantenía el consumo y se evitaba la caída de los precios. Pero incluso el estado debía intervenir para prevenir y evitar las crisis, por que también tenía que tener un papel de control de la economía. Por eso debía controlar la emisión de moneda a través de bancos nacionales o centrales y regular la actividad bancaria y la compra y venta de las acciones.
Las ideas de Keynes o adaptaciones de ellas fueron tomadas en cuenta por los gobiernos ante el temor que las crisis económicas despertaban. Nacía así el “estado de bienestar” o estado benefactor, vinculado en EEUU al Partido Demócrata y en Europa a los socialdemócratas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario